Conste que no hubo coerción de mi parte, sino que al recibir el envío del destacado profesionista venezolano Jesús Enrique Rosas, le solicité de inmediato su autorización para publicar en esta columna su completo análisis al respecto de la entrevista que el chafa Loret de Mola le hiciera al Jota Jota, y miren ustedes, queridos lectores, que mi apreciación de la labor como comunicador de la estrellita de Televisa no estaba tan desencaminada, no me alegro de su mal desempeño, pero siempre he considerado que un periodista siempre tiene que estar preparado para enfrentar cualquier reto que se le presente en cualquier momento de su trayectoria.
Este es el concienzudo análisis del especialista en lenguaje corporal Jesús Enrique Rosas (neurogerencia), espero que les parezco tan interesante como a mí, no sé si era tan evidente, pero les aseguro que lo percibí tal como él lo explica de manera detallada, claro que yo no uso los tecnicismos profesionales, además, mi español norteño, es muy rebrincado, tanto así, que muchos de mis seguidores en Twitter, a veces, me piden que les traduzca tal o cual palabra que les parece “chistosa”, aunque me sorprende que cada día que transcurre, me siguen muchísimos más, en fin, mejor dejaré el espacio al venezolano que me permitió tomar su texto con fines didácticos para transcribirlo en esta Guillotina, enseguida, se los introduzco:
Existen varios detalles importantes que me gustaría resaltar: primero, Balderas Garza parece inusitadamente tranquilo. Su tono de voz y su expresión facial es de una persona totalmente segura de lo que está haciendo, como si no le preocupara en absoluto la acusación. Una de las razones que le puedo encontrar a su parsimonia al hablar, es que el mismo Carlos Loret de Mola no fue lo suficientemente mordiente y se demostraba excesivamente nervioso; no solamente estaba encogido de hombros, su voz perdía fuerza por momentos y presentaba algunos manipuladores (Incluso, cuando entra en “materia” y le hace la pregunta “¿Por qué no nos cuentas lo que pasó ahí dentro?”, enseguida se llevó la mano a la boca, en señal inequívoca de no querer pasar a ese punto). Quizá pudo haber sido un poco más directo, como cuando le preguntó expresamente a Kalimba si había estado solo con la chica en el cuarto del hotel. ¡O quizá Balderas necesitaba un Cal Lightman!
Algunos comentarios aseguran que “El JJ” podría haber estado bajo los efectos de estupefacientes en ese momento. Una manera de discrepar de esa afirmación, es el hecho de que estaba plenamente consciente de las respuestas que daba, pues se aseguraba muy bien de darle rodeos y “torear” a Loret cada vez que le hacía preguntas acerca de “El Contador” (el guardaespaldas de Balderas), y su participación en el intento de homicidio (aunque cerca del final termina por aceptarlo). Es poco probable que bajo los efectos de las drogas pueda tener ese autodominio; hubiese presentado mayores inconsistencias. De nuevo, era necesaria una entrevista más “ácida”.
Ni siquiera sus movimientos oculares presentan inconsistencias con sus declaraciones. Sólo cuando empieza a hablar acerca de los hechos en el bar, parcializa un poco hacia el lado derecho, pero nada que pueda considerarse concluyente; no es que estuviese mintiendo, simplemente estaría buscando palabras e ideas que no lo implicasen.
Cuando empieza a decir que Cabañas podría haber estado drogado durante el suceso, sus ojos se mueven un poco más erráticamente, aprieta los labios y se los humedece con mayor frecuencia. Dentro de su calma empieza a mostrar señales de ansiedad.
Queda de parte de las autoridades esclarecer las circunstancias del hecho, y a todas luces Balderas no es una “Blanca Paloma”. Sin embargo, parece muy confiado y seguro al relatar que no fue él quien disparó, sino su guardaespaldas. http://lenguajecorporal.org en twitter@neurogerencia Jesús Enrique Rosas.
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