Alejandro Encinas

He recibido varios e mails a mi cuenta personal, para preguntarme porque nunca me refiero a lo que hacen los políticos, y francamente, yo no soy analista de nada y para andar de lambiscón prefiero quedarme callado, además, si la mayoría de los colegas reciben dinero por su esfuerzo diario de lanzar serpentinas, pues que los que están inscritos en la nómina hagan su chamba que para eso les pagan, pero no creo que necesiten de mis deslumbrantes comentarios para ser mejores administradores de nuestros impuestos, que para eso también, cada ayuntamiento, hasta el más paupérrimo de nuestro vilipendiado país, cuenta con asesores que cobran un dineral por instruir a los alcaldes de cómo hacerle para que les rinda más el dinerito o, algunos, los más avezados, les enseñan las mañas presupuestívoras tan gananciosas en río revuelto.
Alejandro Encinas, el señor que parece un clon de san Pedro, el mismo que se dice, tiene las llaves del cielo, ya que, por si ustedes, queridos lectores, no lo saben, este es el perredista que ha contendido por casi todos los puestos políticos en México, ha perdido varias elecciones, como en aquel caso, en que perdió la delegación Álvaro Obregón con el Notario Público Luis Eduardo Zuno Chavira connotado panista, de cuyo nombre si quiero acordarme, y es que, gracias a su esposa la bella doctora Gina Fernanda Aguilar Williams de Zuno, me sumé a su equipo de trabajo en algo similar al DIF, pero que en realidad tenía la figura jurídica de patronato para auxiliar a los jodidos de la demarcación política, naturalmente que nunca me inmiscuí en cuestiones proselitistas, que eso nunca ha sido lo mío, además, ya se los he dicho en otras ocasiones, nunca me han gustado las muchedumbres, ni siquiera cuando se trata de la cola de las tortillas, eso de los baños de pueblo, me parece no solamente deleznable, sino que, me provoca urticaria, no por mamón, que si lo soy, es sólo que soy alérgico a los perfumes baratos mezclados con sudores de varios días.
Me han hecho tantas veces la misma sugerencia, de que me refiera a los políticos, que les voy a hacer caso, pero solamente cuando tenga que hablar mal de ellos, porque no voy a hacer el caldo gordo a ninguno de estos prófugos de la primaria nocturna, y resulta que este tipejo, llamado Alejandro Encinas, es, como podría describirlo sin ofender a su honorable familia, un político del izquierdero, de esos que en su mejor época iba a la delegación Álvaro Obregón con una bola de viejas mitoteras a lanzar denuestos contra el delegado en funciones, es decir mi jefe por interposita persona, don Luis Eduardo Zuno, y yo, quedándome con las ganas de echar a las mujeres a un baño con jabón blanco y cloro para despercurdirles lo nejosito, además, ya se sabe lo que se dice de la condición de las damas, que lo mismo que las vuelve vulnerables las protege, así que, aunque por mi propia decisión, les hubiera lanzando una bomba para desintegrarlas en ese momento, todos los presentes en la explanada teníamos que soportar los insultos de la runfla encabezada por Alejandro Encinas que nunca se conformó de haber perdido esa elección en el año 2000, claro que no es porque yo estuviera del otro lado, es decir de los triunfadores, pero siempre he sido de la opinión que hay que saber perder, que no hay que aferrarse a lo que nunca existió, de seguro, esos sainetes que escenificaban, han de haber quedado grabados en algún lado, me gustaría que los pasaran en la telera, para que vean los mexiquenses, quien es el pelado ese, que los podría gobernar si acaso por esas marrullerías del sistema, llegara a la silla que dejaría el Peña Nieto, en fin, parece que ya Ebrard decidió que el ungido por el PRD y los demás partiditos rémoras de la diluida izquierda mexicana, será Encinas, lo único malo es que López Obrador no podrá hacerle lo mismo que al totoreco de Juanito, con éste viejo lobo de mil batallas tendrá que doblar las manitas si quiere dinero fresco para seguir con su campaña por el país para lograr la presidencia, que dicho sea de paso, nadie desea para este México que va de mal en peor. Ya dije.