Don Juan Carlos de Borbón ya está chocheando, y aunque Gardel,
en su famoso tango, asegure que veinte años no es nada, y Cantoral, en su
inmortal bolero, le ordene al reloj que no marque las horas, la verdad, es que,
el inexorable tiempo no pasa en vano, pero muchísimo menos para el monarca que le ha dado bastantes alegrías a su cuerpecito
caraqueño, la anécdota es divertida en su contexto, resulta que Sus Augustas Majestades
de España, acudieron a la ceremonia de entrega de becas a 124 estudiantes en la
deslumbrante ciudad de Barcelona, en un evento desarrollado hace un par de
días, pero rompiendo con el protocolo de pompa y circunstancia, el rey hizo caso
omiso a su egregia consorte doña Sofía, la que recibió una pertinente
advertencia de parte del organizador del evento, en el sentido, de que su
marido se estaba adelantando en su participación, ya se sabe, que las agendas
reales son muy estrictas y deben estar sujetas en tiempo y forma para poder
cumplir con todos los compromisos del día, solicita, doña Chofis codeó a su
viejo para hacerle notar que la estaba cajeteando, el rey le espetó: “Déjame
hablar un momento”, luego, dirigiéndose al selecto auditorio, bromeando, les
dijo: “se nota que ella (la reina) prefiere la música”, pero eso no fue todo el
bochorno que ha tenido que pasar la reina, que está más lúcida y es más lucida
que su marido, ya que, don Juan Carlos I., también se quedó dormido como
caballo lechero, no que haya roncado, solamente fue un brevísimo instante, que
pasó desapercibido para los asistentes a la gran gala, pero no para el lente de
la cámara que captó la divertida escena, don Juan Carlos Alfonso Víctor María
de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, que ese, es su nombre completo, cabeceó
ligeramente cosa de unos segundos, pero dueño de su soberana voluntad, sin
bostezar, abrió sus reales ojos asturianos e hizo como si no hubiese pasado
nada, lo bueno, es que, no era un examen de conciencia, si no, hubiera tenido
que copiarle a su esposa, dicho sea de pasadita, los españoles no la están
pasando nada bien, ya que, existe un alto índice de desempleo, en las tierras
ibéricas, le dicen “paro”, bueno pues, lo digan como lo digan, no hay trabajo
para nadie, así que, miles y miles de nuestros primos lejanos, están mal
viviendo a expensas del seguro social, en ese mismo evento, en el que estaban
presentes muchos jóvenes becarios, el rey comentó que el desempleo le quita el
sueño, pero aupó, o sea, en mexicano, eso de aupar quiere decir algo así como “echarles
porras” para que no se dejen vencer por el desaliento, lo malo, es que,
mientras su incómodo yerno don Iñaki, siga robándose el dinero de las
caridades, nadie le va a hacer caso a sus consejos, por cierto, el juez que
lleva el escandaloso caso está estudiando la posibilidad de dejarle caer todo
el peso de la ley al duque de Palma, y podría imponerle una fianza de dos
millones de euros, dada la gravedad del delito, pero sobre todo de la cantidad
enajenada de las ricas arcas de la Fundación Nöos, eso es lo malo de casarse
por conveniencia, que no siempre, el suegro rico, está dispuesto a darles las
carretadas de dinero a los esposos de sus feas hijas, no en todos los casos, se
convierten en “muertos” porque pasan a mejor vida, en fin, que eso ocurre hasta
en las mejores familias, ojalá que el rey siga conservando su magnífico humor,
pero si acaso, por esas cosas tan absurdas de la vida, como dice la canción de
Consuelito Velázquez, S.G.M se asoma a leer esta columna, le quiero dar un mal
consejo, que, por favor, no intervenga en el fraude de don Iñaki, que su
pariente político pague su culpa con cárcel, amén de que devuelva lo robado,
porque no sólo es un ladrón, sino que dada la pobreza de los menesterosos
españoles, es un tipejo ruin y deleznable, porque les estaba robando lo que por
derecho les correspondía.
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