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lunes, 12 de marzo de 2012

"El Coqueto" no es tan coqueto


Les tengo la de ocho… para los jóvenes que me siguen en esta columna, digo, no que los considere punto menos que ignorantes, pero a sabiendas de que ya no les tocó el lenguaje periodístico en el que yo me inicié y desarrollé, les he de aclarar, que, cuando me refiero a “la de ocho”, no es un albur, que tampoco soy chilango, me refiero, a que es la noticia más importante de la jornada, y es que, antes, muy antes, así se jerarquizaba la información, cuando el periodismo se ejercía con menos libertad pero sin tanto libertinaje, resulta que “El Coqueto” nunca fue conocido de tal manera ni en su barrio, ni en ningún otro lado, ese apodo se lo impusieron los culebros de los policías, y digo, no tendría nada de malo, si no fuera porque es una mentada de madre para las víctimas y sus familiares, o sea, le pusieron “El Coqueto” en son de burla para las féminas martirizadas; los socarrones, han de haber pensado que el asesino serial, primero tuvo que haberles hablado bonito para convencerlas de no bajarse del microbús, lo peor no es eso, sino que engañados por las autoridades de justicia del estado de México; los medios difusores de noticias lo presentaron de esa manera ante la opinión pública, por cierto, tengan cuidado, que ha habido una ola de llamadas desde la ciudad de México, en el intento de extorsionar a las familias neolaredenses, por favor, no se dejen apabullar, les van a decir que tienen a determinado integrante de su parentela, incluso, mientras el sujeto de marras, está intentando convencerlos, en medio del shock traumático a que depositen 500 mil pesos a un número de cuenta, si el presunto se tratara de una mujer, se escuchará como telón de fondo, una llorosa voz a la lejanía, que le dirá: “si soy yo…” e incluirá el nombre de su pariente en cuestión, no, no crean que lo estoy inventando como el telenovelero del Pejelove, que esto, ya le ocurrió a mi tía Crisanta, le iba a cambiar el nombre para proteger a mi inocente parienta, pero su apelativo es tan eufónico que en lugar de disfrazarlo, prefiero incluirlo tal cual en esta angustiosa reseña, por suerte, no pasó a mayores, y es que, a mi sacrosanta consanguínea, le avisaron que tenían secuestrada a mi prima Estrella Guadalupe, literalmente la salvó la campana, ya que, en ese momento, Estrellita marinera le marcó al Nextel, mientras el sujeto con achilangada voz la seguía amenazando con matarla si no le depositaba el dinero antes de 24 horas, repuesta del sustazo, mi tía Crisanta, que tiene voz estrepitosa y florido léxico de carretonera en plena función de lucha libre, le echó la maldición de la blonda y le ensartó un rosario de palabrotas, impublicables en esta prístina columna, yo, como soy muy institucional y tengo fe ciega en la justicia, le aconsejé que diera parte al ministerio público, pero la tía, sabe que para que giren la orden de realizar las indagatorias pertinentes, hay que armarse de pacencia (ansina dice ella), así que, prefirió no levantar querella alguna para no perderse la novela de las cinco de la tarde, por cierto, y dicho sea de paso, el coqueto que no es tan coqueto sino más bien un cabrón asesino que a esta hora quedó cuadriculado del occipucio, la rabadilla y el entresijo del entrecejo del chingadazo que se metió al tratar de escaparse de la acción de la justiciera justicia que se quedó dormida un rato pero ya despertó, responde al nombre de César Armando Librado Legorreta, se los digo para que estén enterados, por si se les vuelve escapar a los pupilos del procurador Alfredo Castillo Cervantes, que tampoco es Sherlock Holmes, pero que, con su halitosis verbal había mareado a los ciudadanos mexiquenses a los que se les cayó la venda de los ojos con la fuga del multi homicida violador de mujeres, les prometo, asiduos fans, que en estos días les contaré la azarosa vida gay del macho más macho de todos los tiempos, el súper policía J. Edgar Hoover, el mismo que mató a capos de la mafia de Chicago y acabó con el crimen organizado en los Estados Unidos, estén pendientes que el chisme se va a poner bueno.  

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