Los soldados, y no, no me refiero a los que tienen pegada
sólidamente alguna parte del cuerpo, sino, a los integrantes de nuestro
glorioso ejército mexicano, que digan lo que digan, nuestros expertos en
seguridad nacional, nunca debieron haber salido de sus cuarteles, han andado
patrullando las desoladas calles de nuestra ciudad, pero la verdad, a mí me da harto
miedo topármelos, conste que hay meses en que ni me asomo a la banqueta, pero
me he enterado de casos notables en los que han allanado casas decentes en
busca de malosos, no quiero parecer paranoico, nunca lo he sido, pero en estos
momentos, en que el río está muy revuelto y que el helicóptero anda volando
bajo, nadie, ni siquiera yo, que soy muy honorable, puedo hacer uso del dicho:
“el que nada debe, nada teme”, ya que, al parecer, en este globero pueblo,
todos somos sospechosos, como decía mi tía Ponciana… “”valiendo madre, llamando
al Santo”, les juro por el beato Carlos (y si es albur) que ni cuenta me había
dado que mi columna estaba apareciendo en editoriales, ojalá que no sea una
señal del fin del mundo pronosticada por Los Mayas, y es que, francamente, no que
me esté tirando al suelo para que ustedes me levanten, pero considero que mis
sencillos textos no poseen los atributos necesarios para pasearse por estas
páginas de tan alto pedorraje, digo, está bien, lo reconozco, que hay muchos
merolicos habilitados a escribidores, pero que Carlitos Loret de Mola, Denise
Maerker, Circo Gómez Leyva y otros de esa calaña, anden presentándose en los
medios impresos con sendas columnas, no significa que tengan los merecimientos
para hacerlo, en todo caso, deberían de haber tenido un ápice de vergüenza y
decirles a los dueños de los diarios, que “orita no gracias”, ocurre, que, en
siendo, figuras públicas, los empresarios de las grandes editoriales, saben,
que sus nombres, venden periódicos e inserciones de publicidad, no tengo que recordárselos,
asiduos fans, ustedes me conocen muy bien desde hace muchos años, esta
Guillotina, tiene su origen en El Diario, de hecho, el nombre es marca
registrada por la mitotera de mi tía Concha, que siempre me dijo: “ay mijito,
te la voy a registrar para que no vaigan a decir al rato los de ventaneando que
ellos inventaron los chismes con tu estilo” y miren lo que vino a pasar, que la
vieja cursi, ñoña y borracha de Paty Chapoy, en 1996 dizque inventó mi gracia y
gracejo para desgraciar reputaciones, en realidad, nunca me ha importado que
otros del medio, se anden ufanando de logros que jamás han tenido, finalmente,
ese rubro del cotilleo, lo he dejado atrás desde hace muchos años, porque andar
de intrigoso, narrando las correrías de los infieles o las pirujas, ya no es
tema de conversación para nadie, y es que, en estos tiempos que corren, la
mayoría de los matrimonios se han vuelto de moral distraída, o tienen un
acuerdo establecido de: “no me estés chingando con eso de los cuernos, si
quieres acuéstate con quien quieras, que yo haré lo mismo”, como quiera que
sea, las buenas columnas, como los buenos tacos, se venden hasta en un callejón
escondido, y me lo dijo alguna vez don Roberto Ortuño Hernández, que no era mi
amigo cercano, pero un día, me invitó a comer al restaurante Paseo Colón, en
donde, en aquel tiempo, vendían una comida espantosa… “Fernando, no
desperdicies el tiempo en este pueblo que ya te quedó chico, eres un tiburón
nadando en un estanque, lánzate al mar”, eso fue hace varios años, ahora mismo,
estoy en Laredo, por cuestiones personales, por asuntos familiares, y es que,
le doy mayor importancia al amor que siento por mi familia, en especial por mi
padre, que ya está viejito y necesita mi presencia a su lado, nada, ningún lauro,
ni honores, ni fortuna, ni persona alguna en el mundo, podría hacerme cambiar
de opinión, lo primero es lo primero, y nobleza obliga, además, si para los
gringos, el tiempo es dinero, para mí, el tiempo es vida y mientras mi padre
esté latiendo en el corazón del planeta, ahí estaré yo, latiendo en su eco.
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