Yo no quiero perder mi denominación de origen, soy norteño hasta
el tope y no voy a cambiar las palabras que uso de manera cotidiana, en otras
ciudades que he radicado, particularmente en la ciudad de México, en Guadalajara
o en Orizaba, usan distintos vocablos para decir lo mismo que aquí, por
ejemplo, allá no dicen tendajo, sino estanquillo, y a la feria, le llaman
cambio, a los rodadillos, no le dicen así, sino carretillas, por supuesto que no
hay ningún problema de entendimiento, solo se requiere de un mínimo esfuerzo
para que el mensaje sea interpretado de modo correcto, mamá, usaba palabras muy
lindas, pero tenía un léxico muy florido, era muy maldicienta, no, no es lo que
ustedes se están imaginando, queridos lectores, no echaba la maldición gitana,
ni la de la blonda, en mi pueblo globero, ser maldiciento, es decir
chingaderas, pero así es nuestra costumbre, no por groseros, ni mal educados,
sino porque así nos comunicamos entre nosotros, eso sí, a todas horas, queremos
hacer carne asada, de hecho, a esta hora, a la que sea que ustedes estén
leyendo esta columna, seguramente, habrá alguien q está prendiendo el carbón o
la leña, lo raro, es que, en estos meses de verano, en Nuevo Laredo estamos
siempre a cuarenta y tantos grados centígrados, pero, por una parte nos
dragonea el fogón, y por la otra, nos refrescan las cervezas, que aquí, no les
decimos chelas, esos son los chilangos, y ellos chupan y nosotros pisteamos,
nuestra cultura norteña, se está diseminando por todo el país, incluso, en las
telenovelas pendejas de Televisa, conste, que yo no las veo, pero mi papá y mi
tío Yuca son bien noveleros y ven el melodrama Abismo de Pasión, para verle las
nalgas a la Sabine Mousier y a la Angelique Boyer, a la que yo conozco en
persona, y es una vieja chaparra más flaca que mi tía Chole la diabética, la
historia transcurre en Mérida, si no me equivoco, y todos hablan como si
vivieran aquí, con mas acento de piporros, que de Manzanero, lo que, quiere decir,
que los sonsonetes melosos del sur, no suenan tan internacionales como los
golpeteos y repetumbes de las palabras dichas por un norteño, no quiero ser
afrentoso, pero los norteños tenemos fama de que somos entrones y de que
preñamos a las viejas con una mirada, bueno, no tanto así, porque luego quien
chingaos mantendría a tantos cabrones huercos, en fin, que mejor les voy a
comentar que Silvia Orayen, la edecán del IFE, acaba de aparecer en la portada del
mes de Julio de la revista Playboy como Dios la trajo al mundo, es decir, con
mayor edad, pero así de encueradita, enseñando el sitio en que la espalda
pierde su casto nombre, en la foto, parece como si alguien le estuviera
haciendo cosquillas en el yunou, la verdad, es que, por más, que los
especialistas, le han querido encontrar una explicación al fenómeno del la
chica del vestido blanco, a la que Quadri, literalmente se comió con la mirada,
dicen las lenguas de doble filo, que se intercambiaron señas raras, aunque
otros, aseguran que no fue con el discípulo predilecto de la máistra Elba
Esther, sino con el del lenguaje sordomudo, en fin, que la única que salió
ganona con el debate fue la sudamericana, que ahora luce en su apelativo las decentísimas
y democráticas siglas del Instituto Federal Electoral, eso le pasa al IFE por
sentirse el uy uy uy, el nunca antes visto y el Juan Camaney de la democracia
latinoamericana, de hecho, así se le conoce ya en toda Iberoamérica,
#LaEdecanDelIFE, pero esta vivilla desde chiquilla, está cobrando millones de
pesos por las fotos, si el productor, que, por cierto, y dicho sea de paso,
tuvo que renunciar, a raíz del escandalazo por la llamativa mujerona, le pagó
3670 pesos y una ristra de boletos para el metro, ahora, la súper estrella de
las encueratrices, anda en todas las alfombras rojas, inauguraciones de bares,
antros y restaurantes, y además de que le dan barra libre para ella y sus
acompañantes, le extienden un cheque de muchos miles de pesos nomás por
acomodarlo en la silla. Ya dije.
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