Los ociosos curiosos son los encargados de hacer todo tipo
de encuestas que no sirven para nada, miren a lo que me refiero, queridos
lectores, y díganme ustedes, si acaso estoy exagerando, según un sondeo de opinión,
el acento del idioma español es el más sexy del planeta, desbancando al
francés, que siempre había sido considerado como el más cachondo, también es
cierto que para determinar ese tipo de asuntos, no se requieren demasiados
estudios, a mí, siempre se me había hecho raro que el francés con ese sonido
gutural que tiene, como si anduvieran mormados todo el tiempo, hubiese sido
etiquetado con ese galardón, a lo mejor, es que, la gente se va con la finta de
que los galos han sido los inventores del beso más ardiente en la historia de
la humanidad, es decir: “el beso francés”, para los que no lo sepan, les diré
que ese ósculo, no, no es ninguna vulgaridad, líbreme san Apapucio El Grande de
semejante dislate en esta catoliquísima columna, es el de lengüita, por
supuesto que no daré una lección completa de cómo darlo, si tampoco soy
sexólogo, además, aunque las apariencias indiquen lo contrario, soy muy decente
u jamás he permitido que me den uno de esos pecaminosos besos, que primero te
llevan al cielo y luego te avientan al infierno, la verdad, es que el español
tiene muchas variantes en sus acentos, no es lo mismo escucharlo de boca de un
colombiano que de un mexicano, ya que, el de los colombianos es cantadito, y
yo, que he convivido con personas de esa nacionalidad, les puedo asegurar, que
es un acento de matices cálidos e inconfundibles, nuestro acento paisano, como
ustedes lo saben asiduos fans, no es igual en el sur que en el norte, aquí, en
Nuevo Laredo, tenemos un tono de voz muy golpeadón, igual que en Monterrey, de
hecho las raíces de los vocablos que hemos usado desde siempre, provienen de la
regia región de las montañas, he viajado mucho por todo el país, y en donde he
puesto mi pie, la gente se asombra de mi forma de expresarme, de hecho, jamás
he usado otro tono que sea más neutral, porque entonces, estaría fingiendo ser
quien no soy, naturalmente que no soy tan ranchero como otros especímenes de
nuestro solar porteño, si tampoco hablo como Piporro o don Cruz Treviño
Martínez de la Garza, pero inmediatamente me identifican como norteño, tengo
que confesarles, asiduos fans, que me siento orgulloso de mi denominación de
origen, pero siguiendo con lo del dichoso concurso del acento más sexy, resulta
que también los italianos hablan con una entonación subyugante, supongo que en
todos los casos, se refiere a hombres y a mujeres, otro acento que llamó la
atención fue el portugués pero el que se habla en Brasil, porque el de Portugal
es como muy clásico, yo hablo más o menos dos o tres idiomas, en donde se me
atora un poco la lengua es en el español de España, que ese sí, es el menos
sexy del mundo, no digo, no, que sea feo, pero las expresiones son muy burdas,
y el seseo es tedioso, conste que no me refiero a ninguna persona en
especifico, la verdad, es que yo tengo buenos amigos ibéricos, de hecho, en ese
país quiero morir cuando llegue mi hora, tampoco se la vayan a tomar tan en
serio, asiduos fans, y vayan a querer mandarme un malandrín para secuestrarme, que
mi único caudal es el presunto talento que tengo para escribir esta columna, en
fin, que nuestro acento mexicano está siendo tomado en cuenta por los cánones
internacionales de la fonética cotidiana, ojalá que no escuchen hablar a mi tía
Pomposa que es media gangosa y muy maldicienta, porque en ese ejemplo se nos
irá el primer lugar de la sexylogía del acento con sabor a México, una de las
mejores voces que tiene nuestro país es la de don Juan Pérez Ávila, a quien le
mando un abrazo arropado con mi inalterable afecto y creciente admiración. Ya
dije.
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