Miss Venezuela, la reina sin corona

La verdad, es que, el certamen Miss Universo parecía una pasarela de muertas de hambre, y no lo digo, con ningún afán de insultar a las 89 señoritas participantes, pero si, ustedes, queridos lectores, tuvieron la oportunidad de asomarse al canal TNT la noche del lunes, se habrán podido percatar, de que, la mayoría, parecía que hubiesen estado sin comer durante seis meses, no quiero ser majadero, pero daban ganas de regalarles chingos de kilos de ayuda, por ejemplo, la representante de Estados Unidos parecía que estaba parada de manos, tenía cuerpo de lagartija karateca, no sé, supongo que mide 1.85 y pesa no más de 45 kilos, o sea ni un perro de tamaño mediano pesa eso, en general todas estaban muy flacas, en lugar de un concurso de belleza parecía una página de horror arrancada del álbum de la segunda guerra mundial, lo peor de todo, no es que hayan estado bien desnutridas, sino que, detrás del maquillaje, se les traslucía la cara de hambre, a varias de ellas, yo las observé detenidamente, y el cuadril de la cadera se les notaba como a las vacas en tiempo de rancho seco, y no porque la mayoría de mis seguidores en Twitter sean venezolanos, pero francamente Vanessa Goncalvez era la más hermosa del concurso, caminaba como La Bikina, casi igual que María Félix en sus buenos tiempos, lo más absurdo es que el cabeza de sobaco rascado de Donald Trump, haya permitido que su certamen chafa tan venido a menos, haya preferido sacar de las diez semifinalistas a la reina venezolana, no puedo explicarles, asiduos fans, el pinche coraje que sentí cuando la hermosa diosa venezolana, después de que en la etapa del trajecito de baño, se miraba más bella que Afrodita, de hecho, Vanessa obtuvo la calificación más alta de las 16 participantes, no sé, a lo mejor no soy muy ducho en estos asuntos de los concursos, pero no se trataba de que al desfilar con ese atuendo que no dejaba nada a la imaginación, serviría para descartar a las que no obtuvieran un puntaje adecuado, y quedaran solamente las cinco finalistas, que a la postre, resultarían ser Angola, Brasil, China, Filipinas y Ucrania, a mí que me devuelvan el dinero de las entradas al Auditorio Municipal de Sao Paulo, Brasil, porque eso que hizo el sátiro millonario de Donald MacPato, fue un robo en despoblado, conste que no soy malinchista, ya que siempre he sido admirador de la belleza venezolana, de hecho, nuestro país jamás había figurado hasta ahora con la jalisciense Ximena Navarrete, porque la corona que le dieron hace veinte años a la horrenda Lupita Jones, fue un asunto de índole política, en fin, pero eso es harina de otro costal, ya lo pasado, pasado, los resultados falsos de toda falsedad fueron los siguientes: el quinto lugar para China, el tercero para Filipinas, el segundo para Brasil que se dedicó a celebrar cada que pasaba a la siguiente etapa como si estuviera en un partido de futbol, y ahí perdió todo el glamour, que según Boris Izaguirre es indispensable para sobrevivir con dignidad en este falso mundo de oropel, incluso, la torpe, ya que vio que no ganó el concurso, azuzó al público en contra de la organización, pidiéndoles que aplaudieran su participación, la ganadora no tiene la culpa de las chapuzas de Trump, ella es una negra portentosa con caderas estrepitosas, no sé su nombre, que en este tipo de eventos, es lo que menos importa, antes, hace años, en 1977, ganó otra negra, pero con facciones de blanca, era de Trinidad y Tobago, la Miss Universo 2011 es oriunda de Angola y con su simpatía se ganó al respetable que asistió en gran cantidad para aplaudir a su paisana, pero la verdad, es que la angoleña se ganó el cariño de los asistentes, al final, se levantaron a gritarle vivas a la nueva reina de belleza. Ya dije. P.D: El jueves publicaré la columna de la Duquesa de Alba, pero tenía que comentarles el Miss Universo, porque la noticia se hubiera hecho vieja en un par de días más.