sábado, 2 de julio de 2011
Soltero maduro...
Antes, los socarrones, aseguraban, sin tener pruebas fehacientes, que: “soltero maduro; maricón seguro” pero actualmente ese dicho ya no se puede aplicar en ningún sentido, y es que, la familia ha dejado de funcionar como célula principal de la sociedad, yo me acuerdo que los matrimonios de antaño eran para toda la vida, y eso que, había veces que las viejas estaban tan feas que lo dicho por el párroco oficiante en la ceremonia religiosa, lo del juramento ritual: “hasta que la muerte los separe” parecía una incitación al asesinato, lo que en otros tiempos resultaba denigrante, ahora no significa nada indigno, si un hombre se quiere casar a los treinta, a los cuarenta o a los cincuenta, o simplemente no se quiere casar, no hay quien se atreva a levantar murmuraciones diciendo tal o cual cosa en el sentido de que le rechina la reversa, además, en la presente época, a pesar de que dicha minoría no es muy bien vista por todos, poca gente se espanta de que haya señores solteros a cualquier edad, finalmente no hay una ley que castigue a los “quedados” sean cuales fueren las razones de su incivilizado estado civil, en el pueblo hay muchos ejemplos de lo anterior, caballeros modositos que no han conocido amor de mujer para desposarse, pero eso sí, tienen muchas amigas señoras a las que les calientan los asientos de los cines o de los teatros, son eunucos vigilantes de honras ajenas, que generalmente los maridos no los celan porque saben que corren para tercera y batean de un solo lado, o a veces ni cachan ni pichan, hablando de lo mismo pero cambiando de región cuatro a región principesca, el que se acaba de matrimoniar, es el príncipe Alberto de Mónaco al que de tan viejito que está ya se le juntaron la entradas con las salidas, de él siempre se ha dicho que es amigo de sus mejores amigos, francamente eso de que tuviera que casarse para taparle el ojo al macho, como que a estas alturas del partido ya no hubiera importado mucho, tal vez sea nada más para tener un señora guapa que le caliente la costilla en las noches de insomnio, la novia, una atleta sudafricana, guapísima y distinguida, vistió de Armani un ajuar nupcial muy elegante, claro que con ese cuerpecito caraqueño que Dios le dio hasta un batilongo loco le hubiera quedado como guante, no es raro, que se le haya visto tristona, de hecho, los críticos de este tipo de eventos reales, dijeron que parecía que estaba en un velorio, y no es para menos, no cabe duda que los que saben de estas cosas de los karmas, han de estar pensando lo mismo que todos los testigos del enlace, que la historia se repite, ya que, Grace Kelly, la preciosa artista norteamericana, que por ambición, contrajo nupcias con el horrendo cabeza de gorila del príncipe Rainiero que la deslumbró con su título al grado que la excelente actriz dejó su rutilante carrera en Jolivud para desposarse con el rimbombante titulo de un principado chiquitito, eso sí, de antiguo raigambre en las casas reales, pero estos son como los “tuvo” de Saltillo, que viven de los recuerdos de mejores tiempos, no son tan ricos como los Windsor de Inglaterra, que dicho sea de paso, ni siquiera son Windsor, sino que luego de que Hitler a causa de sus ínfulas de la raza perfecta, hizo lo que hizo contra los infelices judíos, se quitaron el apellido alemán, lo que si no se pueden quitar, ni ellos, ni los españoles Borbones, ni los demás, es la sangre teutona que les corre por las venas, porque todos vienen de la misma cuna, pero esa es otra historia que no voy a contar ahora, la fiesta estuvo por todo lo alto, lo que si tengo entendido es que no asistieron personajes de sangre azul, tampoco voy a meter cizaña e inventar historias tragediosas que los iguales de esta familia monaguense nos los quieren del todo y no los aceptan porque son pobretones o algo parecido, en fin, que en los días que siguen les comentaré acerca de esta boda en la que la novia es bellísima y el novio es casi de la tercera edad. Cosas Veredes Mío Cid.
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