Biblioteca Móvil

La instauración del programa de la biblioteca móvil me parece una de las mejores ideas que se hayan puesto en práctica en este globero pueblo, no sé, a ciencia cierta, cómo funcionará, supongo que, la caravana irá barrio por barrio para prestar los libros, yo, si me lo permiten los organizadores, les sugiero que empiecen por las colonias pudientes, para que las señoras y los señores de más o menos posición social, ya que siendo ellos los adalides de las bellas artes y la cultura, se enteren de que hay otros autores además de García Márquez, para que no nos vaya a suceder como en el aciago sexenio de Chente Fox, ya que el zafio ranchero construyó la biblioteca más grande y con mayor número de volúmenes de América Latina, y ahora dicho edificio es el elefante blanco más inútil en la historia de México, lo bueno en nuestro caso, es que, ha sido la sociedad civil, que no es otra cosa que los ciudadanos de a pie, nada más que a algún pretencioso con ínfulas se le ocurrió decirlo de esa manera, la que se ha desperezado para ponerse manos a la obra, Alfredo Arcos, uno de los lectores omnívoros más voraces de Nuevo Laredo, ex becario del ITCA, encargado de comentar una obra por mes ante un público selecto de amorosos de las buenas lecturas, podría ser consejero de este connotado grupo paisano, ya que, sin duda, al tabasqueño avecindado en este puerto tamaulipeco desde hace varios años, por edad, saber y gobierno, le correspondería ejercer el papel de mentor para guiar a los bisoños en asuntos literarios, Arcos, Alfredo, me ha dicho a este respecto: “las bibliotecas móviles son una buena idea. A la larga suelen ser más efectivas que megaproyectos ufanos y manirrotos”, y es que, los que nunca han leído ni una revista Sensacional de Vaqueros, no tendrían por qué saber que aunque les apeteciera leer a los grandes pensadores, perderían su tiempo inútilmente, ya que no entenderían ni madre, en la lectura, se debe andar paso a paso, primero con algo ligerito para enriquecer su vocabulario con nuevas palabras, y después del pecho, papillas y así hasta que se conviertan en unas lumbreras, en el D. F, mientras los usuarios del Metro llegan a su destino, se les facilitan libros de todo tipo, ahí sí, al gusto de cada lector, pero en esa monstruosa ciudad, a pesar de que es voraginosa, inhabitable y peligrosa, ha existido desde inmemoriales tiempos, la capacidad de organización de los ciudadanos, yo, como ustedes lo saben, queridos lectores, radiqué durante varios años en la gran capital, así que, conozco los cogollitos interesados vivamente en la propagación de las obras literarias entre la gente común y corriente, de hecho, “Para Leer de Boleto” es referente internacional, ya que, también hay trueque de libros, es decir, si yo, o sea no yo, yo, sino cualquier sujeto, tiene un libro en su casa que ya leyó, pues se acerca a este libro puerto en la Estación del Metro y lo cambia por otro de otra antología, por supuesto que en la ciudad de la Esperanza, se cuenta con la posibilidad de negociar con los grandes corporativos editoriales para que editen obras de los autores prominentes con la idea de que los libros circulen entre la gente que no puede distraer varios cientos de pesos para adquirir uno de esos carísimos ejemplares, posibilidad que no se tiene aquí en el globero pueblo, por ello, me parece loable el empeño con el cual, integrantes destacados de nuestra sociedad porteña, se han puesto a chambear para lograr que la gente se interese por las lecturas como un vehículo para ensanchar el mundo, nutrir el alma y vivir mejor, a mí siempre me ha gustado presumir los clubes de lectura que existen en nuestra ciudad, porque es verdad que las señoras se reúnen para tomarse el cafecito y engordar con pasteles llenos de calorías, pero en ese impase, comentan un libro, platican, se retroalimentan con experiencias intimas de la lectura en cuestión, en fin, qué alegría que se haya puesto en marcha este programa de Biblioteca Móvil, felicito a todos los patronos, a los mentores y a los interesados en que la gente del pueblo lea, no dudo que sea todo un éxito, y ojalá que muy pronto se recojan frutos de esta noble labor.