Católicos a la baja

Soy católico a pesar de los pesares, naturalmente que nunca he formado parte de ninguna comparsa de las nacas peregrinaciones al santuario de La Guadalupana, y eso que, es mi parroquia de toda la vida, pero no me gusta cargar cosas pesadas ni hacer mandados lejos, mucho menos caminar más de dos cuadras, por supuesto que en mi acendrado catolicismo tiene mucho que ver mi hermosa madre, ya que, sin ser de esas viejas mojigatas de biblia sobaqueada, ni dama de la panza redonda panamericana, ni del cirio de san Felipe de Jesús, que por cierto es el primer santo mexicano, cumplía con todas las normas que le imponía su religión, no se alejó de su parroquia aunque todos en el barrio estábamos enterados de que el padre era más borracho que una piruja vieja, y a veces, daba misa con los ojos inyectados en sangre de tan ebrio que andaba, claro que escuchar el sermón del sacerdote, era muy divertido, y es que, cuando andaba hasta las chanclas, hablaba como pa’dentro, se comía la mitad de las palabras, y las demás, las escupía ante las atónitas miradas de las beatas rezanderas, entre ellas; doña Gracielita de Jesús de La Misericordia, a la que le decíamos, de cariño, “La Misery”, y doña Merceditas que era quien le llevaba su menudito bien picoso al párroco para que se curara la cruda; ella si era una santa, porque nunca criticó a su guía espiritual, decía que Dios había santificado a los sacerdotes y a pesar de que era un pecador, era un representante del Altísimo en la tierra, la verdad es que, este hombre es un personajazo del pueblo, de hecho, lo conocen más en la zona que en el obispado, ya que, sus retiros espirituales los hace en el Danash y sus veladas de oración en El Papagayo, sin embargo no todos los padres católicos tienen la suerte de ser tan carismáticos como este vicario de barriada, pero bien dice el dicho que en el pecado llevan la penitencia, ya que, los fieles de la religión con más adeptos en nuestro país, se están yendo en desbandada a otras religiones, y es que, por ejemplo, los pastores evangelistas, dentro de sus congregaciones, ayudan a los más necesitados en sus problemas más persistentes, les dan despensas, medicamentos o lo que requieran para vivir mejor, y en la iglesia católica, lo único que quieren es dinero y más dinero, yo, y que me perdonen los sacerdotes locales, jamás he sabido que los padres se vayan a los barrios a rezar por los enfermos o a tratar de ayudar a los pobres, es verdad que hay organizaciones y grupos católicos de señoras ociosas que como no tienen nada qué hacer, pues se reúnen para tomarse la tacita de café y sacarle la garra al prójimo, pero la realidad es que, son puro jarabe de pico, por supuesto, que no estoy generalizando, que eso no lo hago ni cuando me refiero a los rateros, solamente que los resultados de las encuestas más recientes, indican que le están partiendo la madre a los católicos, sobre todo, a los que se sienten los dueños del reino de Dios, que como en todo, hay niveles, si estos príncipes de la iglesia y su séquito de pederastas, se sienten hechos a mano y no bajan la vista para asomarse a ver a los pobres, como demontres le van a hacer para detener a los disidentes de la fe, esos que hartos de pan con lo mismo, prefieren irse a cualquier secta, porque se sienten más apoyados en sus vidas cotidianas, aunque el catolicismo sigue siendo la religión predominante en el país, su presencia en la sociedad se ha reducido gradualmente, en la primera década del siglo pasado más del 99% de la población era católica; en cien años este porcentaje se redujo a 88%. En 2010, la proporción de católicos en México ya era de 83.9%. A como van las cosas, en cien años más, serán la mitad. Palabra de Inegi, te alabamos Señor.