El tobogán del Viveros

El espejo es cruel pero sincero, o sincero por cruel, en estos días me he sentido muy jodido, yo, que antes, muy antes, era muy vanidoso, ahora, le saco la vuelta al maldito objeto que con su pulida superficie es testigo del paso del implacable tiempo en mí persona, es verdad, de eso no me cabe ninguna duda, que cada ser humano, conforme se dedica a vivir, se esculpe así mismo.
El espejo no es perfecto, pero es lo que más nos acerca a nuestra realidad, y la luz, es reveladora, no es lo mismo, pararse ante un espejo con un reflector enfrente, que con una veladora intermitente, Harry Potter dice que si nos quedamos viendo al espejo durante varios minutos, podríamos ver nuestras otras reencarnaciones.
Macrina, la malvada madrastra de Blanca Nieves, se asomaba al espejo para preguntarle quien era la más hermosa de su reino, es decir, prefería conocer la verdad, por más dolorosa que fuera para tomar las previsiones necesarias, a los vampiros, aunque son seres mitológicos, creados por la imaginación de una mente perversa, son a los únicos a los que no les importa la existencia del espejo, ya que, según la literatura fantástica como no poseen alma, no se pueden reflejar.
Van a decir, queridos lectores, que ya me he vuelto loco de al tiro, pero en estos pruritos, absurdos en apariencia, de pronto, como para matizar la violencia que estamos viviendo, discurren mis noches, y es que, me he enterado de tantos desmanes, que tal como ocurre en momentos de crisis, sobretodo, ante el tejido incomprensible de la muerte, negamos, una y otra vez, como si lo ocurrido, tan solo con desearlo intensamente, se fuera a desvanecer, en fin, mejor, les comentaré acerca de que el otro día, me asomé al parque Viveros, y lo juro por Dios que me mira, que hace años no me apersonaba en ese enclave natural, lo mejor de todo, es que me llevé una grata sorpresa, ya que, en ese reducto ecológico, he podido percatarme, que, por suerte, no todo está podrido en Dinamarca, porque sus instalaciones están en magnífico estado, por supuesto que hay detallitos que no me cuadran del todo, como el tobogán que se encuentra en la naca fachada que otorga la bienvenida a los visitantes, supongo, que ha de haber sido una ocurrencia marihuana, de algún arquitecto sonso que no ha viajado lo suficiente por el mundo, miren ustedes, asiduos fans, que yo he visto muchas construcciones inútiles, pero ésta, sin duda, es la más pendeja de todas, porque ni modo que los niños se trepen al dizque castillo de Blanca Nieves para aventarse desde varios metros de altura, arriesgándose a darse un mandarriazo al tocar el pavimento lleno de gravilla, no sé, supongo que los encargados del mantenimiento y buen funcionamiento del Viveros, han de poner unas colchonetas para evitarles el machucón a los huercos, pero aún así, es muy peligroso, además, dicha resbaladilla, debió haber sido empujada a un espejo de agua para amortiguar el golpanazo, quiero recordarles que en mi estadía en el D. F, he podido conocer y tratar a los más grandes arquitectos de este país, de hecho, varios de ellos, están considerados los constructores del México moderno, por citar sólo algunos nombres, a Teodoro González de León, Abraham Zabludovsky o a Miguel Hernández, hermano de Amalia Hernández bailarina y coreógrafa famosa por la dirección artística de la compañía nacional de danza folclórica que le ha dado la vuelta al mundo, ya sé, que este dato no tiene nada que ver con el ámbito de arquitectura, pero es una nota, de la cual, quizás, ustedes, no estén enterados, por supuesto que no voy a comparar al arquitecto que hizo el castillito de cachirulo del parque Viveros, con los portentosos profesionales de la arquitectura, celebridades a las que tuve el placer de conocer, mientras colaboraba como co editor de una revista especializada en arquitectura, no quiero ser mamón, pero le sugiero al director de parques y jardines, que meta a la cárcel al que construyó el mentado tobogán, o mínimo, que lo demuela, que al cabo si eso es lo que detiene la dichosa portada, y se cae, tampoco sería una gran tragedia. Ya dije.