sábado, 6 de septiembre de 2008
Pueblo Sin Ley
Vivimos en un pueblo sin ley, en una selva tupida de corrupción espolvoreada con droga que circula como polvo de hornear. No permitamos que la delincuencia gane la partida, hagamos un frente común para cuidarnos unos a otros, propongamos a nuestros vecinos de cuadra, de barrio y de colonia, cruzadas de vigilancia para que los vivales, sepan que no estamos a su merced, ni bajo su dominio.
No sugiero que todos andemos armados, porque una cólera suelta aprovecha el resquicio para asomarse y detonar la pólvora, eso sería como dar permiso para matar, pero tampoco podemos quedarnos con los brazos cruzados mientras los demenciales sujetos nos despojan no sólo de nuestras pertenencias, sino hasta de nuestro sueño.
La sola idea de caminar por las calles del centro de la ciudad o acudir a un centro comercial produce escalofríos, pavor y contracciones peristálticas.
Los temerarios que se atreven a deambular, por necesidad o insensatez, por solares de las colonias de la periferia, están conscientes de que entran a un campo minado de malandrines dispuestos a cualquier cosa con tal de conseguir sus aviesos propósitos.
Es cierto que nada tenemos más seguro que la muerte, pero debemos de impedir que nos llegue por una bala, por una cuchillada o por golpes bajos de los ladrones que pululan en todos los puntos de nuestra vilipendiada ciudad.
La principal labor de nuestros gobernantes es proporcionar tranquilidad y bienestar colectivo, para eso les pagamos de nuestros impuestos, si no lo cumplen, es que son un mal gobierno.
No olvidemos que son nuestros empleados, que somos nosotros quienes al votar por ellos, decidimos que se encargaran de administrar nuestras riquezas, no permitamos pues, que nos roben y que además nos engañen. Exijamos lo que por derecho nos corresponde. No permitamos que nos sigan dando atole con el dedo.
Nuestras autoridades no deben de olvidar que su tarea es cuidarnos. Recordémosles que gobernar no significa aparecer en todos los medios difusores de noticias con cara de: “aquí no pasa nada”, eso es actuación pagada con nuestro dinero.
No queremos estrellas televisivas, ni imágenes impresas de la cara del poder, queremos hechos, exigimos paz, tranquilidad y orden público. ¿O acaso es mucho pedir?
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