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miércoles, 10 de septiembre de 2008

El Ejecutor is back

Yo soy aquel, el mismo que, a finales del siglo pasado, fue objeto de estudios sociológicos en el Tec de Monterrey, precisamente en la cátedra de Comunicación de Masas de tan prestigiada institución, y es que, a los analistas de la conducta humana, respecto a las reacciones de las personas por mensajes emitidos en los “Mass Media”, les pareció sumamente extraño el éxito arrollador de una “anticolumna” social redactada por un “anticronista”, que en lugar de dedicarse a hermosear las notas con adjetivos, se especializó en embarrar de ignominia, oprobio y mierda, a cuanta persona se puso al alcance del amplio abanico moral de nuestra rutilante sociedad porteña.
Pero de eso, ya corrió agua abajo del puente, y dice Heráclito, el pensador griego, no crean que me refiero al Heráclito Bernal de los corridos cristeros, que nadie se baña en el mismo “river” dos veces, y el filósofo tiene toda la boca llena de razón, porque el tiempo ha transcurrido inexorable para todos, así que por obvias razones, algunos “clientes” habituales de mi columna, ya están empujando margaritas, y aunque dice Wilde, que los escándalos muertos no levantan ámpula, Irving Wallace asegura lo contrario, y yo, como soy muy respetuoso de los difuntos sagrados, prefiero citarlos nada más para matizar algunas historias de amores contrariados del presente.
Yo, como no soy El Ejecutor Fénix, no renazco de las cenizas, sino del aire, y no soy petulante al decir que no quiero ser, como describe Wilde a los mediocres que nunca se reponen de un éxito, así que, quiero dejar atrás esa etapa cerrada de los años que ya se fueron y anunciarles que este es El Ejecutor reloaded que regresa para hacer justicia a las suegras metiches, a los cornudos empresarios, a los padres abandonados por sus hijos, a los hijos abandonados por sus padres, a las hermanas pirujas que ya viejas se han enmendado, a los jotitos que se casaron para taparle el ojo al macho, a los rateros que lavando dinero ahora gozan de una buena reputación, a las arpías que en la decrepitud ahora se quieren refugiar en la religión para purificar su alma y curarse en salud.
El Ejecutor es una marca registrada en la oficina general de los derechos de autor desde hace veinte años, así que no tengo ningún temor de que alguien haya usado la idea para sobetearla en refriteadas columnas de chismes del espectáculo o de panfletos panegiristas -¡ah chinga! ni yo mismo me entendí- porque ya se sabe que no teniendo ideas propias, los escasos de sesera y nulos de talento, se firman lo que no escribieron o se apropian de lo que no les pertenece para presumir lo que nunca podrán tener ni yendo a las peregrinaciones al santuario guadalupano que regentea el Padre de Alba.
Mañana les contaré de un tugurio de mala muerte que se encuentra en el centro de la ciudad y que es “el único” lugar a donde van los jotitos que se esconden de los reflectores sociales de 12 de la noche a 5 de la mañana, y adentro se despojan de los atavíos falsos y pudores ancestrales…
“Y todos me miran, me miran, me miran. Y me solté el cabello, me vestí de reina, me puse tacones, me pinté y era bella y caminé hacia la puerta, te escuché gritarme pero tus cadenas ya no pueden atarme. Y miré la noche y ya no era oscura… ¡era de lentejuelas! (resic de una canción de la Trevi).

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