No soy Gabino Barrera, yo si entiendo razones, pero lo que
nunca habré de entender es por qué chingaos los mexicanos todos tenemos que
soportar tantos desmanes de algunos funcionarios, por ejemplo, los sainetes que
Fernández Noroña ha protagonizado en la cámara de diputados como primera figura
de la compañía perredista de tiatro , --quien, por cierto, hace un par de días
estuvo de visita en nuestra ciudad--, son como berrinches de niño de primaria, y
yo, que soy lector asiduo de don Juan Pérez Ávila, estoy de acuerdo con él, cuando
se refiere a que este chompira debería de regresar a la escuela para que lo
enseñen a hablar con soltura, no digo, no, que lo conviertan en un caballero,
que para ello, se requerirían los servicios invertidos del rey Pigmalión, pero,
por lo menos, que aprenda a reconocer la diferencia entre cajón y cagón, es
cierto, aquel dicho de que todas las cortes tienen su bufón, su loco y su
santo, pero insistir en gobernar un reyno de maíz y frijoles para robarse lo
poquito de lo que gozan los mexicanos, es, a todas luces, una canallada, ahora
que le he estado escarbando a la historia política de Nuevo Laredo, con mucha
pena he de notificarles, queridos lectores, que he recibido muchos e mails
(dos) a mi domicilio electrónico, para decirme que si no temo que me maten al
decir lo que digo y en el tono burlón en el que lo expreso, la verdad, es que
no tengo miedo a nadie, también es cierto que cuento con el respaldo de un gargantón
habitante de esta colonia Hidalgo y vecino del barrio, ya sé, que estos
cabrones políticos, son muy vengativos y como se sienten dueños del país, se
consideran señores de horca y cuchillo, bien dicen que el diablo no es pendejo
y sabe bien a quien se le aparece y para uno que madruga, otro que no duerme, y
ya entrado en gastos en este asunto de la gran parodia de la democracia a la
mexicana, les confío, asiduos fans, que me siento ofendido con los reporteros y
los jefes de información y los editores, que por temor a represalias
gubernamentales, --por supuesto que las represalias no son propiamente de
cárcel si no económicas--, no dicen todo lo que saben de las administraciones
en turno, ni modo que no se haya sabido nunca lo que escondía aquel popular
alcalde, que siempre andaba más polveado que ratón de panadería y acompañado
por su pasarela de eunucos, efebos y placebos, pero el periodismo en grande,
ese de investigación y denuncia, nunca ha existido en este globero pueblo, uno
que otro finge serlo, y los otros le siguen la corriente en una farsa tan
cómica que en viendo a los adalides de la información sonreír como la desdentada
bruja horrenda ante las cámaras para aparecer en todos lados presumiendo genuino
interés en los principios de libertad y de justicia de nuestra gloriosa
república, es como para cagarse de risa, se me figura que ya en sus casas, estos
impostores, al despojarse del corsé y de los hipócritas aliños, se sienten
liberados de la responsabilidad y de cualquier obligación con los infelices
ciudadanos, un periodista que oculta información o dice verdades a medias
comete un crimen atroz que se paga con la huida de lectores y al quedarse colgado
de la ignominiosa brocha se queda solo y su alma a la espera de conseguir más
adeptos a su fementida labor periodística plagada de ditirambos lambiscones, en
fin, que no hay más cera que la que arde, y a quien le tendrá que ir como en
feria con los millones de seguidores del Guadalajara, es al magnate hombre de
negocios don Jorge Vergara, al que se le subió la sangre a la cabeza y se puso
a discutir con un aficionado, dicen los testigos de los hechos, que el dueño de
las chivas se brincó las trancas de varios palcos de los caros para discutir
con el aficionado, estuvieron a punto de liarse a chingadazos, meseros y allegados
a don Jorge, lo detuvieron para que la sangre no llegara al río sagrado del
rebaño. Cosas veredes Mío Cid.
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