No lo diré como lo decía mi abuelo Pancho: “las mujeres,
como las escopetas, cargadas y en un rincón”, tampoco soy misógino, es decir,
de esos que odian a las mujeres, pero lo mismo que le sucedió a Petraeus,
director de la CIA, le ha ocurrido a otras personalidades de la polaca
internacional, no hay que olvidar a don Santiago Creel Miranda, que en su
calidad de secretario de gobernación preñó a la guapa actriz cincuentona Edith
González, dicen los enterados de los sainetes políticos que ese affaire le
costó la nominación presidencial, pero si en cualquier país del mundo, a los funcionarios
de cierto nivel, cuando los pescan en una infidelidad, van pa’fuera del puesto,
en México, al parecer, nada es tan grave, ya que, ese romance del sospechosista
Creel fue tan sonado en los agasajos postineros con la crema de la intelectualidad,
como dice Lara en su chotis Madrid, que todos murmuraban pero nadie fue tan
atrevido para sacarlo en sus revistas o en sus noticiarios, bueno, ni López
Dóriga, a los que las mujerucas pre menopáusicas lo tienen como su héroe de las
noches, fue capaz de filtrar esa preciada información que de haber sido
difundida como tenía que haberlo sido, le hubieran abierto un boquetón al PAN
en las elecciones del 2006, pero como todos estos se tapan con la misma
colchita presupuestal, ni modo que los grandes diarios nacionales con los
grandes nombres de próceres periodísticos no se hubieran enterado del asunto,
digo, si él la citaba en su despacho de Segob, solamente que todos se hacían de
la vista gorda, pero estos católicos azulitos, son capaces de manifestarse en
contra del aborto y de los matrimonios gays, porque dicen que ambas acciones
desarticulan la sociedad en su célula, pero tienen a la esposa, la amante de
planta, la querida, la casa chica y amiguitas ocasionales para pasar el rato, o
sea, no tienen respeto por el sacramento matrimonial que asegún el evangelio es
el que integra a las familias, si no fuera este México tan doble cara, que con
una mano mata la vaca y con la otra también le agarra la pata, y se acuerdan
del caso Bill Clinton, al que Mónica Levinsky le hacía sus travesuras en donde
las arañas hacen su nido en el salón oval, o sea un presidente de la máxima
potencia mundial, no cualquier hijo de vecino, tuvo que ofrecer una disculpa
pública y aceptar los cuernos que le puso a su esposa Hillary, ahora eso de las
mam… de la Levinsky, a nadie le importan, de hecho, en ese entonces corría un
chiste prosaico pero muy divertido… saben por qué razón Hillary Clinton no ha
tenido hijos… porque Mónica los trae todos en la boca, si, ya sé, que es un
cuento tan desagradable que no se debería de contar a ninguna hora del día, bueno,
pues ahora sí que los del FBI están muy asustados, ya que, en el domicilio
electrónico de Petraeus se encontraron muchos e mails cachondos de Paula
Broadwell, autora de la biografía que salió este año sobre Petraeus: “All In:
The Education of General David Petraeus” (Todo sobre la educación del general
David Petraeus), incluso esta piruja cara, aseguraba, mula y cizañosa, en las
entrevistas, que de cariño le decía “duraznito”, “terroncito de azúcar” y “cielito
de mi alma”, o sea más cursi que presidente de los caballeros de Colón, claro,
pues ella es muy guapa y veinte años más joven que él, pero nada de esto se
hubiera sabido, si una ardida pretendienta del garañón gringo, por despecho
chismoseara, bueno, el termino correcto es filtrar detalles de la novia
cuarentona del general de cuatro estrellas, que no es cualquier pajuelilla, al
contrario, tiene estudios universitarios en Harvard y es una atleta de alto
rendimiento, en fin, que esto no da para más, todavía me acuerdo que en Nuevo
Laredo un alcalde foráneo presentaba como si fuera su esposa legítima a una
puta que había sacado de una zona de tolerancia de un pueblo olvidado de Dios,
y en Laredo nadie decía nada, ni los del PRI, ni los del PAN, mucho menos los
del PRD.
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