Mi amigo Víctor Hugo Sánchez, que no es cualquier @hijodevecino, aunque, en su cuenta de Twitter, ese es, precisamente, su nick de
usuario, y es que, este connotado periodista de espectáculos, sin duda, el
único serio de la fuente, al que, todos respetan y admiran, es P.R, o sea el
publirrelacionista de artistas de talla mundial, por darles un ejemplo, es el
que le lleva ese rubro a la talentosa Adriana Barraza, la mismísima actriz
nominada a un Oscar por su soberbio trabajo como una indocumentada en una de
las extrañas películas del mexicano González Iñarritu, pero antes de que Salma
Hayek saltara a la fama interplanetaria, él le llevaba sus relaciones para
colocarla en los diversos círculos que le ayudaron a la ahora diva veracruzana
para situarse en el mapa de las estrellas jolivudenses, pues a él, le acaba de
ocurrir, una de esas anécdotas que a cualquiera le pueden pasar, pero no
cualquiera las podría narrar como éste, que si escribe con toda la mano, así
que le he robado su relato en primera persona, bueno, eso es un decir, que yo
nunca tomo lo que no es mío, y luego me lo firmo para que mis lectores se crean
que es de mi autoría, en jamás de los jamases lo he hecho, a veces, sólo a
veces, he tuiteado párrafos completos de Neruda de la canción desesperada que
ni es canción ni habla de desesperación alguna, pero basta ya de cháchara, este
es el cuento tan chistoso al que me refiero, léanlo y disfruten como yo lo he
disfrutado: “Pareciera que estas situaciones me persiguen o, de plano, yo puedo
reírme de cualquier tontería que me ocurra... Juro que esto que leerán es real,
sucedió hace unas horas... Luego de comer con Ximena, muy cerca de la casa,
regresamos y la nena me dijo: "Papá, me invitas un helado?", y en esa
idea romántica del papá, la hija, el helado, pues accedí de inmediato y yo,
como estoy a dieta, me abstuve... Fuimos a una heladería Santa Clara (para mi
muy insensible gusto por los postres, éstos son los mejores helados que
conozco), y una vez que transcurrieron casi 10 minutos, me desesperé, pues la
nena no se decidía por ningún postre... Como soy bien desesperadito (a algunos
de ustedes les consta), me fui directo a la caja, no sin antes preguntarle a la
adolescente: "¿De cuántas pelotas será tu helado? ¿Cono o vaso?", y
he aquí que algunos de ustedes saben que, por alguna extraña razón aprendida de
mi papá, al contenido de un helado le llamo pelota, así, pelota... Ximena
respondió que dos pelotas de helado en vaso... Me fui a la caja, e intenté
pagar: "¿Me cobra un helado de dos pelotas en vaso?", le dije, y la
pobre cajera, sin saber que se topaba conmigo, me dijo, sin pensarlo, sin
razonarlo, sin malicia alguna: "¿DE QUE SABOR SON SUS BOLAS?"... Aaaaaaaay!!! Mi carcajada aún retumba en la colonia Del
Valle... Y ya ni digo todas las pendejadas que se me vinieron a la mente
tras esa pregunta... Soy un naco, lo sé... Sorry... Mis bolas... sabor... oh,
no... Yo, qué diablos iba a saber que en Santa Clara te cobran, dependiendo el
sabor del helado!
Y así, entre bolas de sabores o sabores de bolas, yo también
me he reído lo suficiente como para liberarme de los demoños de la depresión
económica, de la inseguridad del pueblo y la violencia galopante del país
entero, por cierto, que tengan cuidado esta noche, no se vayan a exponer a lo
pendejo, que la vida no retoña en macetas, si van a salir a celebrar, que sea
auna casa de confianza y si pueden, si ya están medios pedos, no se expongan a
salir a la calle, ya sé, que a todos, cuando andamos a medios chiles, se nos
hace fácil, y decimos total qué nos puede pasar si nomás vamos aquí a la
vuelta, pues no, no le busquen mucho ruido al chicharrón y si van a una casa de
familiares o de conocidos, mejor quédense a dormir bajo un techo seguro, que,
al cabo, como decía mi amá, cuando llegaban visitas de Saltillo… “todo el piso
es cama”. Feliz Día de El Grito.
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