Los gringos son igualitos a mi tía Concha que cuando los
labregones de sus hijos les pegaban a los vecinos, disimulaba que no se daba
cuenta del abuso, pero si sus feos retoños, eran los que recibían los
chingadazos, inmediatamente se convertía en una energúmena y salía corriendo a
buscar al gendarme de la esquina para que con su macanota les diera su merecido
a los malandrines buscapleitos que le habían hecho daño a sus angelicales
huercos lombricientos, bueno, pues, ahora con los actos de conmemoración del
atentado terrorista del once de Septiembre del 2001, me vino a la memoria, que
ese día, estaba de visita en mi casa, mi querida amiga Maricarmen, me acuerdo
de ese detalle, porque fue tal el shock de ver casi en vivo el encontronazo del
avión con las torres gemelas, que jamás lo habré de olvidar, pero en ese mismo instante,
le comenté mis dudas a la inteligente periodista paisana, qué si ese accidente
hubiera ocurrido en nuestro globero pueblo era del todo creíble, pero habiendo
acontecido en Nueva York, que nadie se hubiera percatado de que los aviones
iban directo a estrellarse en los edificios cuates se me hacía harto sospechoso,
o sea, la gran urbe, el símbolo de la civilización contemporánea, el centro del
glamur, la sofisticación y la modernidad, en donde convergen la ciencia, el
arte y la riqueza, unos burdos fanáticos malhechores hubieran herido de muerte
al corazón de los Estados Unidos, de verdad, ni yo lo creo, y eso que soy más
crédulo y confiado que un viejito de asilo, pero ese tema está tan sobeteado,
que ya no viene ni al caso, después de ese fatídico día, los gabachos luego de
enterrar a sus muertos y rendirles honores, se fueron encima de todo lo que
tuviera raíces árabes, gracias a Alí baba que yo no me les atravesé en el
camino, ya que, no tengo visa para cruzar a Laredo, Texas, sino ténganlo por
seguro que ahorita todavía estaría purgando una larga condena por el crimen de
portación de mis cejotas de gusano quemador, y a pesar, de que el ataque fue un
abuso de humanos contra humanos, y con todo que nuestros poderosos vecinos son
muy religiosos, es decir, creen en Dios y confían tanto en su justicia que
hasta lo han inscrito en sus monedas, se le fueron a las patadas a los talibanes,
y su venganza fue tan cruenta, que ni siquiera las hordas bárbaras de los
piratas han derramado tanta sangre como los estadunidenses en las guerras
absurdas que le siguieron al 9.11, pero como siempre, dentro de cada tragedia, se
engendra una historia entretejida con mentiras, y esta no iba a ser la
excepción, pues a una rubicunda mujer, se le ocurrió que podía mentirle a todo
el mundo, y así lo hizo, su nombre Tania Head, la que por cuatro años engañó a
las autoridades y a los propios sobrevivientes de la conflagración, llegando al
grado de que le vio la cara al famoso alcalde Giuliani, su actuación era
soberbia, ríanse ustedes de Meryl Streep, que hasta la designaron presidenta de
la Survivors Network del World Trade Center, ya adentrada en su asombroso papel
de sufriente víctima, le dio por inventar historias de amor, que solo eran
producto de su desatada imaginación, lean ustedes, de su propia voz: “Cuando intentaba salir del laberinto de
escombros y fuego, un hombre murmuró algo señalándome. Al acercarme, me tendió
su mano. Estaba agonizando y era consciente de ello, porque me entregó su
anillo de matrimonio. ‘Hazlo llegar a mi mujer’, me imploró. Su rostro se me ha
quedado grabado”, después, el New York Times, se dedicó a escarbarle un poco,
fue entonces que se descubrió a la impostora, lo demás, es sabido por todos, a
la pobre, le quitaron hasta las medallas al mérito y la obligaron a devolver
todo el dinero que el gobierno le había otorgado como premio a su valor
humanitario, en fin, que este once de Septiembre, se recordó a las verdaderas
víctimas de tan espeluznante acontecimiento, Obama, en el marco de las próximas
elecciones presidenciales, dictó un conmovedor discurso que todavía resuena en
el ámbito internacional como un eco de una tragedia que se pudo haber evitado.
miércoles, 12 de septiembre de 2012
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