No fueron ustedes, la culpa ha sido sólo mía, ya que, en
nuestra cotidiana relación, nunca dimos por sentado que en algún indeterminado
momento, de pronto, se podría romper el puente idiomático que nos ha unido
desde hace varios años, de hecho, ustedes, queridos lectores, se han de acordar
que soy pionero de este Líder Informativo, periódico que a la vuelta de la
bisagra del tiempo, se ha transformado en una avezada maquinita productora de
información, y lo que, en un principio, parecía un eslogan intrascendente, al
mero jugar con las palabras: “periodismo con seriedad”, los directivos de esta
mi casa lo han convertido en realidad, han de estar pensando, asiduos fans, que
me he vuelto lambiscón de oficio, pero no es así, francamente a estas alturas
del partido, y dada mi larga trayectoria, no tengo ninguna necesidad de andarle
sombrereándole a naiden, mucho menos a mis editores, que antes que jefes son
mis amigos, bueno, tampoco es que seamos compadres de andar tomándonos las
caguamas, pero existe eso que se llama empatía profesional, ya sé, si no me
hago wey, que este punto de quiebre editorial, en el que, reconozco ante Dios
Todopoderoso y ante ustedes, hermanos lectores, la mea culpa, con todo lo que
ello implica, me ha servido de lección para que nunca más me vuelva a ocurrir,
pero nunca, ni en mis sueños campesinos, ni siquiera en mis pesadillas
recurrentes en las que se sentaba en lo alto de la silla presidencial el Peje
Lagartón, di por imaginarme que me pasaría un mes completo en la clínica 25 de
Monterrey, Nuevo León, sin embargo no todo fue malo, ya que, mi guapura me
abrió más puertas que mi talento, no, no me ciega el amor propio, que mi edad
nunca la he podido ocultar, parezco de 50 pero tengo 32, o al revés, digo, el
orden de los factores no altera el acta de nacimiento, y eso que jamás me ha
tocado el bisturí del Dr. Sanmiguel, si así hubiera sido, mi eufónico nombre
estaría incrustado en las marquesinas de los grandes tiatros del mundo, bueno,
pues, de ese mundillo del espectáculo médico, en el que, los egos tienen
ribetes dorados, me he traído diversas historias románticas, tan extravagantes
que no son creíbles ni en La Rosa de Guadalupe, y no soy mamón, si les aseguro,
que me sentía inmerso en un capítulo de Dr. House, naturalmente, siendo yo el
protagonista en el que giraban todas las circunstancias de los demás
personajes, una vez más, he comprobado que mi apostura, no se debe solamente a
la radiante perfección de mis enormes ojos de talibán marihuano, sino a una
forma de ser y de estar, no, no estoy exagerando, que nunca se me ha dado la
hipérbole en mis sencillos artículos, con decirles, que hubo quien me pidió
autógrafo y quien quería tomarse una foto conmigo para conservarla como
souvenir de su estadía en el afamado sanatorio, hasta los guardias de seguridad,
que impedían la entrada a los propios médicos residentes si no presentaban su
gafete, a mí, me franqueaban la entrada sin mayor requisito que mi presencia,
en fin, les ofrezco una disculpa por la repetición de varias columnas, pero les
prometo, meto, y les repito, pito, que en jamás de los jamases me volverá a
pasar, que reconozco mi craso error, de no haberme sentado a escribir en mi
convaleciente cama, que dicho sea de paso, me sentaba muy bien la bata verde
menta, y no, nunca me dio un torzón, que me cuidé de los ojos maliciosos que
nunca faltan e impedí que me observaran con miradas sátiras, llenas de
lascivia, concupiscencia y erotismo, por cierto, gracias a dios y a san Elba La
Mártir Chuki los niños ya entraron a clases, para felicidad de los padres de
familia, lo que nunca me ha quedado claro, es que si, de verdad, las
cooperativas escolares ya no venden productos chatarra con harto chile y
cocacolas al por mayor, o nomás fue mientras el presidente Calderón se hacía
propaganda de que él si estaba acorde a los tiempos que corren, de niños
protegidos contra el virus de las sabritas y los frutsis llenos de bacterias.
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