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miércoles, 20 de febrero de 2013

Las mentiras del PAN


Les prometo que jamás volveré a tocar el tema de: “El Niño Verde en El Torito”, que ya parece un capítulo de La Rosa de Guadalupe, y es que, el Senador Jorge Emilio González Martínez, como una burla para todos los ciudadanos decentes, regresó por su propia voluntad a cumplimentar su sentencia, pero se le olvidó, cosas de amnesia selectiva, que esa pena no es al gusto del cliente ni una orden a la carta, sino que es una medida precautoria para evitar que el borracho vaya y se parta la madre o machuque a un inocente cristiano en la calle, ya sé que esta nota no es para tanto, finalmente, uno se da cuenta que esto es un chingadazo para el PRI, que seguramente habrá muchos otros políticos que la libraron solamente porque no son un buen bocado político para las fauces ansiosas del perredismo capitalino a cargo del Dr. Mancera, que se las sabe de todas, todas, no de balde, ha sido sabueso toda su vida, ya que, es muy sospechosista que nunca, en la historia de este operativo haya caído en El Torito algún amarillo de esos que les encanta andar chupando (y tomando) en todos los congales del D. F, y aquí sí, ni modo que digan que no hay a donde ir; si de bares, cantinas, piqueras, antros, anexos, conexos y similares está plagada la ciudad de México, ni modo que todos sean blancas palomitas, si ya se sabe que a los que les habla la virgencita morena son a los panistas mochos que rezan en lugar de gobernar, y que se tanteen los del PAN  en Tamaulipas, que andan diciendo que van a transformar el estado, tampoco se la echen muy de lado, si no son tortillas de harina, alguna vez, por creer en sus falsas palabras, nos engañó don Chente el palurdo esposo de Marthita Sahagún, diciendo que él arreglaría el conflicto de Chiapas en menos de quince minutos y luego salió con una excusa tan torpe que ya no merece la pena ni traerlo a colación, yo no les exijo demasiado, pero si queda el PRI de nuevo en el cabildo local, que por lo menos cumplan sus promesas o no prometan lo que no podrán cumplir, conste que no soy priista, sin embargo tengo muchos amigos priistas, esta columna la redacto en pleno ejercicio de mi libertad de expresión, nadie me dicta ni una sola palabra de lo que ustedes leen en esta Guillotina, lo aclaro porque no vayan a empezar a decir mis detractores que recibo sobrecito desde alguna oficina azul, primero porque no soy corrupto, que yo quiero ir por la vida con la frente alta y la conciencia tranquila, el dinero que me gano es nada más por vender mi colaboración para este periódico y algunos artículos más serios para otras publicaciones, hago cartas sensibles de pésames o cartas de amor para los desahuciados en vida del amor de subida y de bajada, pero francamente si anhelo que ya se termine esta ola voraginosa de violencia, inseguridad y miseria en la región, a mí no me importa la denominación política del partido que nos brinde protección, seguridad, bienestar y justicia, yo no tengo ni credencial de descuento para los camiones Cinco Colonias, además, mi responsabilidad como periodista es exigir lo que, los ciudadanos de a pie, quieren obtener de sus gobernantes, no quiero tener la razón a fuerza, no soy de Jalisco que cuando pierden arrebatan, aunque Emilio González Márquez el gobernador panista al que le daban “asquito” los jotos, ahora se va del poder de la entidad con una patada de un galán que responde al nombre de Aristóteles Sandoval, que se ve que se cuida más la medallita (la cara) que Thalía, y dice el sabio Juan Gabriel que lo que se ve no se juzga, es casi la venganza rosa priista contra el hablador Emilio que se distinguió en su sexenio panista por sus generosas limosnas para el arzobispo don Juan Sandoval Iñiguez al que le entregó muchos millones de pesos para sus obras pías y para mayor gloria de Dios y de María santísima, se le conocía por Etilio, ya que, dicen muchos que le encantaba empinar su codo azul guadalupano. #YaDije. 

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