El Senador “Niño Verde”, el mismo político que ha vivido a
la vera del PRI con su partidito familiar dizque muy ecologista, cayó al Torito
este fin de semana, pero éste que se siente influyente y que asegún las puede
todas, no se pudo salvar de la dentellada política del gobierno perredista del
Distrito Federal, y es que, a Jorge Emilio González Martínez, nieto del ex
gobernador tamaulipeco Dr. Emilio Martínez Manautou, se le ha de haber hecho
fácil andar por esas calles pintadas de amarillo de la capital del país, pero
con tan mala suerte que le tocó pasar por el filtro de la campaña contra los
borrachos de la prueba del alcoholímetro, es ese examen, en el que, al susodicho,
le ponen un tubo en la boca para que le sople, no, no sean mal pensados, aunque
a algunos les gustaría chuparlo, en este caso, es para que, al emitir un soplo
de aliento, se registren los grados de alcohol ingerido por el interfecto, y
pues nada, que al presidente vitalicio del PVEM le salió como resultado que no
se había empujado entre pecho, espalda y gaznate nomás tres pajuelazos de
tequila como después declaró, sino un garrafón completo, que vergüenza para
este país de cuarta, que ni sus legisladores, los mismos que hacen de las
cámaras sainetes y vodeviles, respeten las leyes que ellos mismos hacen para chingar
a los demás, por suerte, el Niño, que con este acto reprobable ha demostrado
que está más verde de lo que había demostrado, estará quemado de por vida, y si
todos sus parientes son Jesuitas y tan católicos como algunos de nuestro actual
cabildo, que tienen las cruces en los pechos, pero los diablos en los hechos, se
lleva a todos sus parientes de encuentro, porque ni modo que ahora nieguen que
serán muy mochos y persinados, pero bien que les encanta la chupadera hasta caer
inconscientes, lo que no me ha quedado claro, es que, si llevaba su séquito de
guaruras para que lo cuidaran, porque chingaos no se le ocurrió a uno de estos
buenos para nada, coger el volante y aventar a su patroncito a la cajuela, o al
menos al asiento de atrás en calidad de bulto, eso hubiera sido lo más natural
del mundo, pero no, si a estos brutos con licencia para matar en defensa ajena,
los pone uno a sumar dos más dos y siempre les da como resultado cinco si es a
su favor, por supuesto, que Jorgito salió a las seis horas de haber ingresado a
las celdas de castigo, yo, si hubiera estado en su lugar, por dignidad y
decoro, le habría dicho al juez calificador, déjeme aquí las 72 horas que marca
el reglamento para los pequeños infractores, eso era lo mínimo que tendría que
haber hecho, y no, no quiso llenarse de ladillas y chinches, prefirió acogerse
al juicio de amparo, lean bien por favor, la palabra es acogerse y amparo es
una figura legal para que los delincuentes sean liberados ipso facto, o sea en
chinga, en fin, que la noticia es desagradable, y perdonen ustedes, queridos
lectores, que haya convertido esta columna en un segmento de nota roja, que
dicho sea de paso, digan los que digan los editores de los periódicos, es una
página contra la ley, porque las galerías de malandrines que se publican en todos
lados con el evidente propósito de vender ejemplares de vespertinos
amarillistas, y si cualquiera de esos ladronzuelos de poca monta o criminales
esquineros, se les ocurriera demandar a los diarios que los publican en fotos
robaplanas les abrirían un boquetón económico, ya que, el hecho de que caigan
en las celdas preventivas no significa que los vulgares fotógrafos y
reporterillos hediondos de la fuente policiaca tengan el derecho de
balconearlos ante toda la sociedad, digo, si publicaran también a su mamá
borracha, a su padrino asaltante o a sus tíos jotitos que se visten de mujeres,
entonces, lo que es chipote parejo ni quien se queje, pero estos son como
Benito Juárez, a mis amigos ley y gracia y a mis enemigos la ley a secas, en el
caso de Jorge Emilio, que a su edad, ya no es un niño y después del corajón, ni
verde, ahora es un cuarentón morado, el palo que le dieron ni Dios ni EPN se lo
van a quitar nunca. #YaDije.
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