No hay ninguna duda, mi columna es la más leída del
periodismo local, ni siquiera Catón, ni la Guadalupe Esa que escribe con las patas
y habla como si le acabaran de hacer una endodoncia, tienen más lectores que
yo, en esta semana que pasó, y eso que no apareció publicada la Guillotina del
jueves, en el contador de hits de la edición digital se refleja mi avasallante popularidad
con la raza, ya sé, si tampoco me ciega el amor propio, que no soy el mejor
articulista de México, pero en el estricto sentido del carisma, de que mi prosa
es amena y fluida, no existe quien igualárseme pueda, a veces, sólo a veces, se
me ha antojado transcribir los comentarios de intelectuales que se expresan con
generosidad de mi quehacer periodístico, pero me frena el pudor que no la
modestia, ya que jamás he sido modesto porque no tengo ninguna necesidad de cubrir
mi talento con apariencias, no sé si acuerdan, asiduos fans, que en la columna
cabeceada por mi editor como: “Algo está podrido en El Vaticano”, comenté que
ojalá Dios iluminara con un rayo a los príncipes de la iglesia para que
eligieran con acierto al nuevo Papa, y conste, que no soy ni vidente ni gurú de
nada, pero les cayó un rayo en plena cúpula de la catedral de san Pedro a los ansiosos
purpurados que se están frotando las manos para presentar sus planillas de
cardenales con mayores merecimientos para sentarse en el trono espiritual que
tiene las llaves del cielo y que ofrecen membresías doradas a los ricos según
las limosnas que entreguen para mayor gloria de Dios y de su santísima prole,
estos católicos, no son muy distintos de nuestros políticos, y es que, en las
entretelas de la iglesia, se mueven muchos intereses, no hay que olvidar que
son tan buenos empresarios que empezaron hace dos mil años con un humilde
pesebre y en el activo fijo contaban con una vaca, un burro, dos chivas y un
montón de paja, esos eran sus haberes y ahora tienen millones de dólares nomás
en la caja chica que tienen escondida en los sótanos palaciegos de castel Gandolfo,
si don Santiago Creel fuera capellán romano, de seguro ya habría salido a
declarar que está entrando en los terrenos del sospechosismo porque no se ha
presentado ningún ave trayendo en el piquito el sobre lacrado de Jiová de los
Ejércitos con el nombre del susodicho, lo que nunca he entendido, es que, si el
Espíritu Santo es el Gran Elector del sucesor de san Pedro, para que andan con tanto
mitote los purpurados nahualones, lo que me gusta de estos gargantones
apóstoles, es el lujo, el esplendor y el glamur en el que envuelven los ritos y
desenvuelven los misterios espirituales, ái van y ái vienen todos con caras de
que en cualquier momento bajará Dios desde su nube viajera para hablarles al
oído y el monaguillo fumigándolos por todo el altar mayor con mirra de 200
euros los cien gramos, dicen, los que saben, que será en Marzo la elección del
Papa sucesor del pastor alemán, hay tres favoritos del Espíritu Santo; un
africano, un latinoamericano y un italiano, todo parece indicar que la palomita
que desciende de la Santísima Trinidad, ya sabe cuál de los tres escogerá, pero
como esas ceremonias de pompa y circunstancia son tan espectaculares que las
transmiten en directo a todo el mundo para demostrar que la milenaria iglesia
todavía tiene muchos seguidores, aunque las otras religiones, o sectas como las
denominan despectivamente algunos curas de barriada que quieren llevarse todas
las limosnas a sus sacristías, cada día se llenan de más fieles que quieren
sentir un milagro en carne propia, lo cierto, es que, los católicos cada día
son menos en el mundo, en México, no todos somos católicos, pero todos somos
guadalupanos, la morenita es nuestra porque no hizo igual por ninguna otra
nación y a esta advocación mestiza nos entregamos sin reservas para que nos
acoja en su amoroso regazo, en fin, que ya quiero escuchar el Habemus Papam de
labios del mensajero de la palomita de los cielos. Oremos.
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