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miércoles, 9 de enero de 2013

Recio y quedito


Lo he dicho recio y quedito, me considero un sencillo escribidor de historias en donde crece la loma, pero periodista jamás, y no porque me sienta menos que los otros, sino que provengo de la crónica social que es el verdaderos origen del periodismo, que, algunos, por obtusos, la consideran un arte menor del oficio, de hecho, en el preciso momento en que me inicié en este mundillo bajo la cariñosa égida de mi amiga Ruth Rodríguez de Cuéllar, quien me enseñó los adjetivos que debería imponer a las pomposas y siempre cursis notas de sociales, entendí que para destacar en el ámbito, tendría que ser distinto a los demás, andando el tiempo, que es el más sabio juez, éste me daría la razón, ya que, en siendo un escritor en ciernes, con todo a mi favor, me saqué bajo la manga esta Guillotina que escribo desde hace muchos años con tal éxito, que antes y ahora sigue siendo la más leída de Nuevo Laredo y la región, tampoco voy a presumir de grandes logros, que en este aspecto la caballada está tan flaca que no tengo digno rival que comparárseme pueda, mi prosa es ágil, fluida y entretenida, y como no suelo ser comparsa de nadie, ustedes, queridos lectores, se asoman a diario para leerme con la certeza de que no andaré publicando loas y ditirambos a ninguno de los políticos que andan en el candelero, que de esos periodistas están llenos los medios difusores de información en nuestros país, pero siempre estoy agradecido de los lectores que me otorgan felicitaciones los días señalados para celebrar la cacareada libertad de expresión, porque sé que lo hacen de buena fe, y no como una burla para meterme en el mismo costal que los otros que reciben sobrecito de manila con 50 pesos y un vale de gasolina, pero eso es más viejo que la roña, si ya se sabe que la corrupción está en todos lados con tal talante que a ya a nadie se le hace raro que haya vendidos y comprados en el ambiente periodístico, pero bien dice Baltasar Gracián: “las plumas pagadas nunca vuelan alto” y yo agregaría que se domestican tan fácilmente con dos pesos, tres centavos y unos frutsis para sus huercos tripones, a pesar de que el globero pueblo no está en sus mejores épocas de bienestar y tranquilidad, y mucho menos en el aspecto económico, por cierto, el Dr. Juan de Dios Rodríguez acaba de inaugurar su clínica San Gerardo que está en las mejores condiciones tecnológicas y de servicios médicos para la gente de aquí, felicitaciones y la deseo, que si acaso no es buen negocio por lo menos que no le pierda tanto, me tranquiliza el hecho de que se sigan abriendo nuevas empresas, porque eso significa que aunque la ciudad es un polvorín con un loco pirómano suelto, los ciudadanos decentes todavía no hemos perdido las esperanzas de que nuestra ciudad se recupere de este colapso nervioso en el que se encuentra postrada a la merced de estos corsarios cabrones que nos han quitado el sueño y las ganas de vivir, pero mientras tanto, el presidente Enrique Peña Nieto anda de mensajero de buena voluntad para la nación entera, quesque el campo será su prioridad, cuando eso nunca se ha visto en ninguna época de la historia de México, ni siquiera en tiempos de Tata Lázaro que lo más que hizo fue repartir tierras ejidales a unos huleros aprovechados que en lugar de hacerlas producir para beneficio de la colectividad, se adueñaron de los terrenotes para luego venderlos al mejor postor, cuando el trato no era así, y ya para finalizar la presente, resulta que en Nuevo Laredo, los que antes eran considerados priistas de hueso burócrata colorado, ahora andan pensando en cambiarse a las filas del PAN, para eso me gustaban, si estos que se dicen leales a un partido, nomás ven que en otro lado les puede ir mejor, inmediatamente se quitan la camiseta tricolor y se ponen la azul, no sé cómo se les dirá en otro lado, pero aquí en el rancho, se les dice pelados baquetones, conveniencieros y corberos, ya se sabrán los nombres de esos políticos que andan saltando de un barco a otro, antes de que se hunda.     

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