Don Egidio Torre Cantú, gobernador constitucional de
Tamaulipas, acaba de estar en nuestra ciudad, ojalá que se haya percatado de la
desolación que nos agobia, y si puede, que les apriete las tuercas a los de las
comezones de seguridad como les decía mi tía Chelita a los de las comisiones de
seguridad, que esos si eran policías de a de veras, no como estos de las
troconas que nomás andan asustando a las viejitas en las plazas, me queda claro
que algo han de estar haciendo, pero como en este pueblo nadie es capaz de
informar nada, me refiero específicamente a los funcionarios de alto perfil, los
ciudadanos de a pie no sabemos qué es lo que andan haciendo, si están en
asuntos de inteligencia o a qué demontres se dedican durante las 24 horas,
porque los asaltos están la orden del día, y los negocitos ya no aguantan este
tren de atracos a manos de malandrines de poca monta, que irrumpen en los
establecimientos para pepenar lo que pueden en su morral de cacos chafas,
mientras les apuntan a los empleados con una pistola de a mentiritas, y no sólo
eso, sino que estos huleros se mofan de la pobre gente indefensa, que además de
soportar la humillación de sentirse vejados en su propiedad privada, todavía
tienen que refrenarse para no mentarles la madre a los cabrones bandidos, el
otro día, íbamos por la Gutiérrez en el carro y que de repente se nos para,
pues uno de esos policías ministeriales en lugar de auxiliarnos, ya que, a
bordo iba una familia completa, nos gritoneó que nos hiciéramos a un lado, que
empujáramos el mueble a la orilla porque les estorbaba para pasar, así que, de
nada sirve que anden como mulas de noria a la vuelta y vuelta si en lugar de
ayudar a la ciudadanía la chingan más, por esa razón, señor gobernador le exijo
que meta en cintura a estos hijos de su re azulosa progenitora porque no tienen
vocación de servicio, y digo, si en todos los sitios del mundo, la misión
universal de la policía es proteger y servir, estos ni protegen y ni sirven
para nada, mejor que se dediquen a guardias de seguridad bancaria, que se han
equivocado de oficio, mejor le corto a este comentario, porque si no, me voy a
enojar más y le diré a mi madrina Eufrosia que les eche la aburridora cuando
pasen con sus caras de niños héroes montados en sus camionetotas que ni son de
ellos, y esta tarde en la que escribo la presente Guillotina, explota el sótano
de las oficinas de Pemex en la ciudad de México, lo que yo no entiendo, es la
razón por la que tendría que prender fuego, ni que hubiera gas bajo tierra en
esa zona de la capital, yo, que conozco bien por esos rumbos, lo único que hay
por ahí son puros autos que corren a toda velocidad, por suerte, no había, en
ese momento, tanta gente en las instalaciones, dicen que hay varios miles de
empleados, pero a esa hora estaban en su hora de comida, me enteré a través de
Twitter en el mismo instante en que sucedieron los hechos, después, las notas
infames se concatenaron hasta formar un rompecabezas de una inconmensurable tragedia
de proporciones enormes, espero que les den pronto auxilio a todas las víctimas
y que Pemex les otorgue una cuantiosa indemnización a las viudas y a sus
huérfanos, que es lo menos que se merecen luego de las muertes de sus
parientes, no voy a echar culpas a lo pendejo, pero siempre que ocurren este
tipo de desgracias, es por ineptitud, a menos de que haya habido manitas ajenas
metidas para causar esta conmoción nacional con repercusión mundial, dicen los
tuiteros que estaban cerca del punto de conflagración que las imágenes eran
espeluznantes, lo bueno, es que, estando en el epicentro del país, las
autoridades de gobernación, tanto el presidente Peña Nieto y Osorio Chong se
apersonaron en el lugar para dirigir las acciones de rescate, lo único que nos
queda a los que no somos parte de esas estadísticas es elevar una fervorosa
plegaria para que Dios los ayude a todos. Oremos.
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