Gracias a David Dorantes, mi director en jefe, di el salto,
bueno, en realidad, fue nomás un brinquito, de la sección Show a la página
editorial, supongo, que a muchos de mis compañeros, a unos menos que a otros,
les ha de haber parecido un disparate que un sencillo escribidor de historias
como éste que teclea y calza, de la noche a la mañana, se haya colocado en el
podio de los triunfadores del oficio, no quiero decir con esto, que ya me
considero un analista con toda la barba, además de que soy lampiño, me refiero estrictamente
al sentido intelectual de la frase, pero a lo que voy, es a que, ahora que he
estado asomándome a los trabajos de los analistas de la política, varios de
ellos, con suficientes conocimientos para deshacer entuertos y alumbrar con la
lámpara votiva de su inmarcesible inteligencia, son como cuchillitos de palo, un
día sí y el otro también, se le van directo a la yugular a los funcionarios de
todos los niveles, levantando denuncias públicas ante este tema o el otro, pero
francamente no veo por donde habrá de mejorar la situación que se vive en todo
el país, ni con sus sesudas reflexiones, ni con sus veladas amenazas de que: “la
culpa es de los que manejan al país”, han podido detener la catástrofe social
que se ha detonado en ríos de pólvora por todo nuestro territorio, y mientras
los malosos han convertido a cada pueblo inerme en sus cotos de poder, sangre y
violencia, nuestras timoratas autoridades lo único que han hecho es tronarse
los dedos y algunos, los más corruptos, sobarse sus ávidas manitas, esperando
su parte del jugoso botín, por otra parte, en el globero pueblo, la pasiones políticas
están desatadas, ya que, el PRI, a estas alturas del partido, no ha podido
elegir a uno de entre los muchos que quieren sentarse en la silla del ayuntamiento,
yo los conozco a casi todos, no de que sean mis amigos cercanos o compadres de
francachelas, pero en viviendo en una ciudad de diez cuadras de largo y dos de
ancho, es inevitable que tengamos noticias de estos personajes que a fuerza de
publicarse en todos los medios a su disposición y alcance, sus imágenes son tan
familiares que hasta parece que uno los conoce a ellos y a toda su parentela, y
en el PAN local, está más que amarrada la candidatura de Carlos Cantú-Rosas
Villarreal, hijo del inolvidable líder paisano Carlos Enrique Cantú Rosas, y
según las encuestas que se han publicado en algunos medios paleros y
lambiscones, el junior del difunto político parmista, aunque todavía no se ha
declarado de manera oficial como el abanderado azul, va arriba en las encuestas
para situarse como el presunto ganador de la contienda que ni siquiera ha comenzado,
no soy muy ducho en estos asuntos de las prospecciones políticas, pero nadie
puede dar como ganador a alguien que ni siquiera ha hecho campaña, es como cuando
en tiempos autopritarios, los priistas presumían en sus amanerados slogans que
ellos podían solos con el paquete, en una democracia muy a la mexicana, en la
que, los tricolores ponían e imponían presidentes de la república,
gobernadores, alcaldes, líderes sociales y hasta síndicos de colonias alejadas
de la mano de Dios, ahora los tiempos que corren, son distintos, no digo, no, que
corran aires de libertad y democracia, pero al menos, ya no son tan descarados,
cínicos y cabrones como antaño, esperemos a ver qué ocurre en los días
siguientes, en los que, se anunciará al candidato del PRI a la alcaldía, dicen
que hay varios tapados, pero uno que ya está muy destapado por el dueño del bat
y las pelotas, no suelo ser parcial ni acomodaticio, soy de los periodistas, que
a pesar de mi avanzada edad, he vivido en el error de no estar inscrito en la nómina
del presupuesto, pero si sale electo el que yo creo que va a salir, entonces sí,
me lanzaré a las calles para gritar vivas y hacer pintas a su favor, pero si no
sale ése que creo, tendré que huir del pueblo que ya no siente lo duro, sino lo
tupido, y si es cierto, que la esperanza muere al último, la realidad nos
empuja a creer que la esperanza, desde varios años, está en franco estado de descomposición.
Ya dije.
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