Los funcionarios municipales de cualquier nivel que tengan
su residencia en Laredo, Texas, deberían de alcanzar alguna pena administrativa
y corporal por andar de sacatones en una ciudad administrada por ellos, pero a
la distancia, como si se pudiera gobernar a control remoto, están igualitos que
estos pendejetes que quieren que uno hable bien de Nuevo Laredo, como diciendo chínguense
ustedes los infelices ciudadanos pobretones que no pueden tener ni sus casas,
ni sus prósperos negocios al otro lado, en donde, por supuesto, no corren
ningún peligro, pero supongo que en son de burla, todavía se atreven a pedir
que no digamos nada malo de lo que suceda en nuestro golpeado pueblo, no sé,
supongo que de este trienio han de ser unos cuantos burócratas de alto y perfil
medio que no tienen sus residencias en este Río Frío para no tener que dormir
como bebitos de seis meses; despertándose cada tres horas y cagados del miedo,
alguien debe saber los nombres de estos masiosares, y no, no pienso como un
abogado paisano que me dijo durante una tertulia de tequila y madrugada, que en
la vida de un funcionario no tiene por qué afectar su vida privada, y es al
revés, para que un vecino de la comarca, sea, ya no digo presidente municipal,
sino un pedorro regidor vernáculo como salido de un capítulo de El Llano en
Llamas, tiene que demostrar su decencia ante la sociedad toda, incluso, hasta la
rectitud de su esposa, hijos y demás familiares, hablando de lo mismo, pero a
nivel federal, poco a poco, están saliendo los prietitos en el arroz del
malhadado panista, ya que, los cercanos colaboradores del presidente Calderón,
están despotricando contra su persona, y ahora sí, están diciendo la verdad de
lo que fue el mandato despótico del michoacano, que dicen, es de mecha corta y
abusa de la católica mentada de madre, de esas en la que se rechinan las haches
y las erres como si fuera una jaculatoria al revés, los mismos periodistas que
le lanzaban peditos de monja a su paso triunfal, son los que están sacando a
relucir sus desplantes, dicen, a mí no me consta, que se encabronaba de tal
manera, que ofendía a todos por igual, menos a los secretarios de las fuerzas armadas,
a esos no los tocaba ni con el pétalo de un insulto, no juera siendo que se le
apareciera el diablo vestido de camuflaje, por esa razón, la Gallina Pina terminó
casi infartada al final de su campaña presidencial, y es que, a estos
todopoderosos, se les olvidan las leyes que ellos mismos se ponen a su favor y
para su beneficio, y después se convierten en su contra cuando quieren hacer su
voluntad a la hora de elegir al candidato de su preferencia, pero eso que está
ocurriendo al final del sexenio es lo más normal de este México nuestro, que
los analistas de petate y las prófugas del metate, se revuelven contra el que
les dio su sobresote por muchos meses, y le tiran con toda su artillería, son
como los periodiquitos de pueblo piedrero, que se sienten Le Monde y no llegan
ni al Alacrán, estos se creen los politólogos más sesudos del ámbito, pero
atacan a los que ya no están, a los que ya no pueden hacer nada para defenderse,
como dicen los cronistas taurinos, a toro pasado, sin correr ningún peligro de
que les vayan a aplicar el 33, a mí, lo que me interesa saber es si es cierto
lo de que se amanecía bien ebrio al lado de su cerrado círculo de
colaboradores, que no pasaban de una docena, por supuesto, que yo no sé los intríngulis
que se movían en esos pasillos del morbo, el chisme y la intriga palaciega,
debe ser, que había unos a los que les tenía más confianza que a otros, en fin,
que al irse Calderón como se fue del poder, será muy difícil que el PAN levante
cabeza de nuevo, además, toda esa mala publicidad que los valientes periodistas
le están dando al sexenio azul, les va a afectar a las viudas de Gómez Morín y
a los hijos putativos del Maquío en las elecciones locales, al menos en Tamaulipas,
todo mundo está con los ojos bien abiertos para que si se unen en connivencia
el PRD y el PAN, algo se está pudriendo en esa cloaca aliancera, y el amarillo
con el azul da un verde muy nauseabundo que nos puede perjudicar a los
ciudadanos decentes de esta tierra que antes, muy antes, dormitaba a la orilla
del río.
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