El domingo, con la fresca de las cuatro de la tarde, y es
que, como ustedes bien lo saben, queridos lectores, me levanto despuesito de
que el sol se inclina hacia el poniente, salí de mi casa acompañado de mi señor
padre y de mi sobrino Fernandito para emitir mi sufragio efectivo en el
auditorio de la escuela Cosme Pérez, en la que, mi otro sobrino Edgar
Villalobos Tovar, hijo de mi hermana Nena, fungió como presidente de la
casilla, pero como hacía mucho calor, nada más me calcé unas chanclas, mis
bermudas carísimas, no, la marca no es ni medalla, ni gacela, ni lo compré en
la casa Raúl, que soy pobre, pero tampoco estoy tan jodido como para andar
enroñándome con ropa mexicana, bueno, pues les confieso, que me sorprendieron
gratamente las instalaciones del plantel, están en excelentes condiciones,
tienen un jardincito bien cuidado, el zacatito verde limón recortadito al ras,
con saludables plantas de ornato, no observé muchas flores de colores, pero
entiendo que los huercos son bien desmadrosos, así que, es punto menos que
imposible, tener matitas de geranios, margaritas o tulipanes, ya que, algunas
señoras son arranconas de piecitos, entre ellas, mi tía Tencha, que a donde va,
o por donde pasa, deja su huella, y es que, la pobre, como vive en una jaula de
la Infonavit, con cuartitos de dos por dos, sin patio, y la única área verde de
la que dispone, es el cilantro que compra en esmart, por tanto, el conserje del
prestigiado plantel, de seguro, se cansó de chambearle con el pico, el azadón y
las tijeras, para que las baquetonas madres de familia, le anduvieran
arrancando sus obras de arte, ya que entramos los tres al auditorio, que
supongo lleva el nombre del profesor Santos Guzmán Treviño, ya que, él y sólo
él, la elevó a un altar de alfabetización con matices literarios, me llevé la
sorpresa de que las tres urnas; la de senadores, diputados y presidente de la
república, estaban repletas de votos, que me perdonen los priistas locales,
pero mi voto a la diputación se lo endosé a Glafiro Salinas Mendiola del PAN,
al que mi papá, quiere mucho, y es que, a este agente aduanal, mi sacrosanto
progenitor, le debe su pensión del seguro, que no le alcanza para nada, pero le
alcanzaría menos si no le dieran los 1800 pesos mensuales, porque en una época,
el generoso empresario local, le dio trabajo de oficina nomás para darlo de
alta en el IMSS y que completara los años que le faltaban para tener derecho a
ese exiguo cheque, siempre he considerado que quienes se portan bien con los
que no pueden recibir un beneficio, esas son las personas que valen la pena, y
Glafiro, así es, al menos, lo fue con mi papá, y con eso me basta y sobra,
además, a estas horas del domingo, me acabo de enterar que ganó la diputación, antes
de terminar la presente Guillotina, les aviso que la crónica completa de la
elección presidencial, se las tendré para la siguiente columna, ya que, como
era de esperarse, Enrique Peña Nieto se alzó con el triunfo, según el amoroso
Peje, él va a esperar hasta el miércoles para que se cuente voto por voto y
casilla por casilla, hace bien, así para que quede tranquilo, contento, en paz,
y que su alma no se quede con la idea de que otra vez le robaron la silla
presidencial, ojalá, por el bien de todos, que no empiece con sus pataletas, no
puede darse por mal servido, ya que, por poco gana, si no hubiera sido por
Quadri, que ese cabeza de sobaco rascado le quitó los votos que mucho le
hubieran servido para alcanzar al gallo Copetón, lo bueno de todo esto, es que,
este gobierno priista tendrá que hacer las cosas muy bien, para que proporcione
a los mexicanos todos, bienestar, paz, prosperidad, educación y una renovada
esperanza de que ahora sí, México se insertará en el primer mundo, bueno, no
tanto así, pero por lo menos, que se acaben tantas matazones y que haya empleos
suficientes para los mexicanos que literalmente se están muriendo de hambre. Ya
dije.
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