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martes, 15 de febrero de 2011

Se les acabó el milagro

La verdad es que, ya se habían tardado en sacar del mercado los mentados productos milagrosos, sobre todo, los que se refieren a la salud, y miren ustedes, queridos lectores, no quiero sonar a chismoso de lavadero, que además, nunca lo he sido, pero a mi tío abuelo Agapito, que es un viejito muy rebelde como Gabino Barrera, se le ocurrió tomar esos dizque medicamentos que desinflaman la próstata, porque al pobre anciano, le daban hartas ganas de levantarse a hacer “chis” durante la noche, así que, al escuchar la publicidad de ProstaMax, ni tardo ni perezoso se fue a la Yerbería “El Mal de Ojo” y compró toda la existencia, claro que de inmediato se lo empezó a tomar, no sé, si por esas cosas raras de la mente o porque dejó de beber tantos líquidos, ya no se paró a miar, lo más raro es que, como dice el viejillo del comercial, le dieron ganas de echarse un brinquito, pero fue tan efímero que ya para cuando acordó, lo que se le había levantado se le bajó en menos de un minuto.

Lo raro es que se hayan tardado tanto en sacarlos de circulación, si yo, que me la paso cambiándole como loco de canal en canal, los veo desde hace más de tres años, ahora, la pregunta del millón de dólares, Miguel Ángel Toscano el titular de la Cofepris, ya dio la lista incompleta de dichos productos, entre ellos, están: Botox Lift Crema, Chardon de Marie, Diabetic Nab, Rejuvenal, Hongo Michoacano, Moinsage, Colageína, Diabetilex, Slim Ice yExtracto de Alcachofax, pero no dijo si se les va a regresar el dinero a los compradores defraudados, no vaya a ser que ahora salgan con la Mamá Ada de que los responsables de tan fraudulento cuento millonario son ectoplasmas que se desvanecieron en el aire, porque ni modo que teniendo tal difusión y las millonarias ventas, por ende fabulosas ganancias, no haya ningún empresario al frente de dicha industria.

Eso de andar vendiendo frasquitos con medicamentos milagrosos, es más viejo que la roña, pero antes, los merolicos esquineros, lo que vendían eran chochitos inocuos, pastillas para la diarrea, jarabes para la tos, tónicos para el crecimiento del pelo, algunos científicos incomprendidos se atrevían a lanzar vitamínicos prodigiosos con ingrediente extravagantes, claro que como el burro que tocó la flauta, dados sus componentes de mezclas con materias primas de calidad, a veces, producían resultados inesperados.

Yo llegué a tomar de un pomo ambarino, algo que mamá nos daba y decía que era re bueno pa’las lombrices, y es que, como papá tenía una panadería muy famosa en el barrio, pues nuestro alimento primordial eran las margaritas, las conchas, los cuernos y los bisquetes, que no es por dárselos de antojo, asiduos fans, pero mi jefe hace los biscochos más sabrosos del mundo, pues, siempre estábamos hasta las manitas de esos malditos parásitos oportunistas, claro que el nauseabundo brebaje, espantaba a los bichos, por su espantoso sabor.

La Cofepris, --aunque sigo pensando que para qué chingaos dejaron que se vendieran, si sabían que eran puro mugrero--, ya mandó oficios pertinentes a las cadenas de supermercados de autoservicio para que retiren los productos que violan las disposiciones en materia de salud, o sea, pero es como si, de repente, dijeran, la Coca Cola es perjudicial para la salud y ya no se venderá en ningún lado, si eso se sabe desde siempre, sin embargo, se sigue vendiendo en todo el país como si fuera un producto de la canasta básica de los mexicanos, en fin, que ese no es el tema de la presente columna, el otro gran descubrimiento es que “detectaron” que en la publicidad mentirosa aseguraban a los posibles consumidores, que dichos productos, les darían satisfacción inmediata, y que ni en los anuncios de la tele ni en las envolturas se mencionan los riesgos que correrían, está de más, decir que yo nunca adquirí ninguna de esas chimistretas, bueno, a ustedes no les puedo mentir, asiduos fans, nada más compré los tenis con los que adelgazas a cada paso y se los regalé a mi tía Robustiana, a la que hace dos años el médico le recomendó caminar dos kilómetros diarios y orita no sabemos por donde anda. Ya dije.

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