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miércoles, 24 de junio de 2009

Rosario Guadalupe, reina de los Leones

Un día, Chela Cárdenas a la que aprecio sinceramente, por su extraordinario humor, me dijo, así, a boca de jarro, como suele decir las cosas: “tú tienes amigos porque la gente quiere protegerse de que no hables mal de ella”, claro que en ese momento no le di la razón, pero en el fondo siempre supe que ha sido así, pero en mi descargo, diré, que las historias sin nombres, son como novelitas contadas a la hora de la comida, que cada quien se pone el saco que le queda, ese día no sé ni donde nos encontrábamos, pero ahí estaba el Dr. Juan Barberena y su distinguida esposa Norma, y fue el traumatólogo quien entró en mi defensa, y le dijo: “es nuestro amigo y no lo queremos porque habla bien de nosotros, sino porque es una buena persona” por supuesto que no le di la razón a Juan, pero agradecí su comentario.
Claro que tengo personas a las que les caigo mal, si tampoco soy monedita de oro y gracias a ese comentario de Chela, entendí que, a pesar de mi natural encanto, de mi barniz aceptable de cultura, de saber comer bien la codorniz, de mi elegancia clásica y sobretodo de mi proclividad a la modestia argentina, aún así, hay gente que piensa como la poetisa, que poseo amigos para que teniéndome de aliado, no me atreva a hablar mal de ellos, pero lo que nadie sabe, ni siquiera mi consejero espiritual que no recibe narcolimosnas, es que no me junto con cualquiera, porque si bien es cierto que la estupidez es congénita también suele ser contagiosa, por esa razón siempre he preferido a los inteligentes como amigos, porque de ellos se puede aprender.
Hay gente a la que no quiero volver a ver ni en pintura, pero esos reciben siempre su justo castigo, a mi que me esculquen, cada quien cava su propia sepultura, y si un día tuvieron mucho dinero gracias a que se casaron con un rico, ahora comen lo que pueden y viven como Dios les da a entender, cuando antes, miraban a todo mundo por encima del hombro y con nariz operada como oliendo caca, pero a esos les va como les va porque son como son, y yo he visto a muchos de mis detractores que trepados en la silla del despotismo de su riqueza de dudosa procedencia, caerse al suelo para batirse en la ignominia, sin que nadie se haya acercado a levantarlos, eso en mi tierra, se llama venganza poética, pero la presente columna no es para defenderme de los que les caigo mal, sino para referirme a la coronación de la reina del Club de Leones que este año le corresponde a Rosario Guadalupe Reyes que lleva en su Corte de Honor: como princesa, a Carolina Lozano Villarreal, Duquesa Karla Rodríguez Villanueva, damas de la reina, Ana Karen Moreno y Elzy Zamudio, encomendadores, Ernesto González Guzmán y Juan José González López , heraldos: Humberto Ochoa Núñez, Eduardo Alfaro Vázquez y Guillermo Fernández de Jauregui, paje, Triana González y Dilanna, porta coronas: de la reina: Paola Armendáriz Alvarado, de la princesa, Sara Beatriz Lozano, Cristina (nieta de Yaya Garza).
Hay un cóctel que la reina saliente, en este caso María Irene I., con la ayuda de las damas leonas presididas por la profesora Marichú Adriano de López, se ofrece a la reina entrante, a su corte de honor y a las distinguidas embajadoras, pero todavía no sé cuando será, espero estar ahí para saludar a Rubén López Escamilla presidente actual del club felino, que por cierto se echó dos ciclos sociales, y este evento será el último que presida, ya que ahora le toca a don Rafael Armendáriz que ya conjuntó su comité para el ejercicio 2009-2010.

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